Entrevista
del Papa al diario La Nación
En el
Sínodo de los obispos abordó la respuesta pastoral a situaciones novedosas y
complejas, pero «no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el
matrimonio», explica el Papa en una extensa entrevista concedida a la
corresponsal del diario argentino La Nación, Elisabetta Piqué, realizada el
pasado jueves y publicada este domingo. Sobre la reforma de la curia, el
Pontífice afirma que avanza a buen ritmo, pero cree que llevará aún su tiempo y
no podrá estar lista en 2015. Francisco se queja además de algunas
interpretaciones que algunos hacen del sínodo o de su propio pontificado
exclusivamente a partir de lo que leen en determinados titulares periodísticos
«Es verdad que hay posturas más
para un lado, o más para otro. Pero en un plano de búsqueda de la verdad». El
Papa rechaza la interpretación que considera que los padres sinodales
estuvieron divididos en dos grandes bloques. «Usted me puede preguntar: Pero,
¿hay algunos que son completamente tercos en sus posturas? Y, sí, alguno
habrá. Pero eso no me preocupa. Es cuestión de rezar para que los convierta el
Espíritu, si es que hubo algunos de ésos. Lo que sí se sintió fue una búsqueda
fraternal de cómo enfrentar problemas pastorales de la familia».
Y todo ello, desde la perspectiva
de un impulso a la sinodalidad, que el Papa está decidido a impulsar, porque
«es el camino que Dios nos pide». «El Papa es garante, está ahí para cuidar eso
también», añade. En ese contexto, «el Sínodo requería «dos cualidades claras:
coraje para hablar y humildad para escuchar. Y eso se dio muy bien».
El meollo de la cuestión en las
discusiones, lo que a todos preocupa es que hoy «la familia está
recontrabaqueteada, los jóvenes no se casan. ¿Qué pasa? Después, cuando vienen
a casarse, cuando ya están conviviendo, creemos que con tres conferencias los
preparamos para el matrimonio. Y eso no basta, porque la gran mayoría no son
conscientes de lo que significa el comprometerse para toda la vida. Benedicto
lo dijo en el último año dos veces: habría que tener en cuenta para la nulidad
matrimonial qué fe tuvo esa persona cuando se casó. Si era una fe general,
¿sabía perfectamente lo que era el matrimonio, como para conferírselo a la otra
persona? Y eso es una cosa que debemos estudiar a fondo y ver cómo ayudar…»
Francisco pone sobre la mesa el
problema de que, «para un buen número de gente, casarse es un hecho social. Y
lo religioso no aflora. Bueno, ¿cómo la Iglesia ayuda en esto? ¿Si no están
preparados, les cierra las puertas? Es un problema serio».
«EN EL SÍNODO NO SE TOCÓ NINGÚN
PUNTO DE LA DOCTRINA»
En el Sínodo, aclara el Papa, «no
se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio». Sí se
abordaron, en cambio, numerosas problemáticas pastorales.
En el caso, por ejemplo, de «los
divorciados y vueltos a casar, nos planteamos: ¿qué hacemos con ellos, qué
puerta se les puede abrir? Y fue una inquietud pastoral: ¿entonces le van a dar
la comunión? No es una solución si les van a dar la comunión. Eso sólo no es la
solución: la solución es la integración. No están excomulgados, es verdad. Pero
no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no
pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete
cosas, tengo la lista ahí. ¡Pará! ¡Si yo cuento esto parecerían excomulgados de
facto! Entonces, abrir las puertas un poco más. ¿Por qué no pueden ser
padrinos? No, fijate, qué testimonio le van a dar al ahijado. Testimonio
de un hombre y una mujer que le digan: Mirá querido, yo me equivoqué, yo
patiné en este punto, pero creo que el Señor me quiere, quiero seguir a Dios,
el pecado no me venció a mí, sino que yo sigo adelante. ¿Más testimonio
cristiano que ése? O si viene uno de estos estafadores políticos que tenemos,
corruptos, a hacer de padrino y está bien casado por la Iglesia, usted lo
acepta? ¿Y qué testimonio le va a dar al ahijado? ¿Testimonio de corrupción? O
sea que tenemos que volver a cambiar un poco las cosas, en las pautas
valorativas».
Tampoco habló nadie «de
matrimonio homosexual en el Sínodo; no se nos ocurrió. Lo que sí hablamos es
sobre una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo lo educa, cómo
lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco
inédita». Ésa «es una realidad que todo el tiempo encontramos en los
confesionales: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así. A mí me tocó
varias veces en Buenos Aires. Y bueno, hay que ver cómo ayudar a ese padre o a
esa madre para que acompañen a ese hijo o hija. Eso es lo que se tocó en el
sínodo. Por eso alguno habló de elementos positivos en el primer borrador. Pero
era un borrador relativo».
Preguntado acerca de quienes
temen que se derrumbe la doctrina tradicional, el Papa responde: «Siempre hay
temores, pero porque no leen las cosas, o leen una noticia en un diario, un
artículo, y no leen lo que decidió el sínodo, lo que se publicó».
En cuanto a la intervención del
cardenal Kasper en el consistorio de febrero, que ha marcado fuertemente los
debates posteriores, Francisco explica que, de los cinco capítulos de la
intervención del purpurado alemán, los primeros cuatro «son una joyita», «y el
quinto es qué hacemos con este problema de los divorciados vueltos a casar,
porque son nuestros fieles. Y él hace hipótesis: él no propone nada propio.
¿Qué sucedió? Algunos teólogos se asustaron frente a esas hipótesis y eso es
esconder la cabeza. Kasper lo que hizo fue decir: Busquemos hipótesis,
es decir, él abrió el campo. Y algunos se asustaron y se fueron a ese punto:
nunca la comunión. Sí la espiritual. Y decime: ¿No hace falta estar en gracia
de Dios para recibir la comunión espiritual? Por eso la comunión espiritual fue
la que menos votos tuvo en la relatio synodi, porque no estaban de acuerdo ni
unos ni otros. Los que la sostienen, porque era poco, votaron en contra. Y los
que no la sostienen y quieren la otra, porque no vale..»
¿HAY ENFRENTAMIENTOS EN LA
IGLESIA?
Francisco reitera en la
entrevista su mensaje de que «la Iglesia tiene que ser un hospital de campaña y
salir a curar heridas, como el buen samaritano. Hay gente herida por
desatención, por abandono de la Iglesia misma, gente que está sufriendo
horrores…»
Preguntado acerca de «por qué
cree que hay sectores que están desorientados, que dicen que la «barca está sin
timón»?, reconoce que le extrañan esas expresiones. «No me consta que las hayan
dicho». «Hasta que no le pregunte al interesado: ¿Usted ha dicho esto?,
mantengo la duda fraternal». En todo caso, se muestra convencido de que este
tipo de actitudes se deben más bien a que algunos «no leen las cosas. Uno sí me
dijo una vez: Sí, claro, esto del discernimiento qué bien que hace, pero
necesitamos cosas más claras. Y yo le dije: Mire, yo escribí una
encíclica, es verdad, a cuatro manos, y una exhortación apostólica.
Continuamente estoy haciendo declaraciones, dando homilías y eso es magisterio.
Eso que está ahí es lo que yo pienso, no lo que los medios dicen que yo pienso.
Vaya ahí y lo va a encontrar y está bien claro; ‘Evangelii Gaudium’ es muy
clara.
Que haya resistencias a algunos
cambios dentro de la Iglesia, en todo caso, es normal. «Las resistencias ahora
se evidencian, pero para mí es un buen signo, que las ventilen, que no las
digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar las cosas;
es muy sano», afirma el Pontífice. Y añade: «Considero a las resistencias como
puntos de vista distintos, no como cosa sucia». «N0 estoy preocupado, me parece
todo normal, porque sería anormal que no existieran puntos divergentes. Sería
anormal que no saliera nada».
Habla también el Papa de su
supuesto enfrentamiento con el cardenal norteamericano Raymond Leo Burke, hasta
hace unas semanas Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, y
recién nombrado Patrono de la Soberana Orden de Malta, responsabilidad
considerada de menor rango. «El cardenal Burke –explica– un día me preguntó qué
iba a hacer, ya que aún no había sido confirmado en su cargo, en la parte
jurídica, y estaba con la fórmula de donec alitur provideatur (hasta
que se disponga otra cosa). Y le dije: Déme un poco de tiempo porque se
está pensando en una reestructuración jurídica en el G-9, y le expliqué que
todavía no había nada hecho y que se estaba pensando. Y después surgió lo de la
Orden de Malta y ahí hacía falta un americano vivo, que se pudiera mover en ese
ámbito y se me ocurrió él para ese cargo. Y se lo propuse mucho antes del
sínodo. Y le dije: Esto va a ser después del Sínodo porque quiero que usted
participe en el Sínodo como jefe de dicasterio, porque como capellán de
Malta no podía. Y bueno, me agradeció mucho, en buenos términos y lo aceptó,
hasta le gustó me parece. Porque él es un hombre de moverse mucho, de viajar y
ahí va a tener trabajo. O sea que no es cierto que lo eché por cómo se había
portado en el Sínodo».
LA REFORMA DE LA CURIA NO ESTARÁ
LISTA EN 2015
Del cardenal Burke, la entrevista
pasa aa las reformas en la curia romana. «El IOR [Instituto para las Obras de
Religión] está funcionando fenómeno y se hizo bastante bien eso. Lo de la
economía está yendo bien», dice el Papa. «La reforma espiritual es lo que en
este momento me preocupa más, la reforma del corazón. Estoy preparando la
alocución de Navidad para los miembros de la curia; voy a tener dos saludos
navideños, uno con los prelados de la curia y otro con todo el personal del
Vaticano, con todos los dependientes, en el Aula Pablo VI con sus familias,
porque ellos también llevan adelante las cosas. Los ejercicios espirituales
para prefectos y secretarios son un paso adelante. Es un paso adelante que
estemos seis días encerrados, rezando y, como el año pasado, lo vamos a volver
a hacer en la primera semana de Cuaresma. Vamos a la misma casa».
Pero hasta que concluyan los
trabajos de la Comisión de 9 cardenales pasará todavía algún tiempo. «La
reforma de la curia lleva mucho tiempo, es la parte más compleja», y no estará
lista en 2015, avanza Francisco.
Sobre si al frente de los
organismos vaticanos va a poner al frente a matrimonios o laicos, el obispo de
Roma aclara que, «arriba, en un dicasterio como la Congregación para la
Doctrina de la Fe, el de Liturgia o en el nuevo que juntará a Laicos, Familia y
Justicia y Paz, siempre va a estar al frente un cardenal. Conviene que sea así
por la misma cercanía con el Papa como colaborador en ese sector. Pero ya los
secretarios de dicasterio no tienen por qué ser obispos, porque un problema que
hay acá, cuando uno tiene que cambiar un secretario-obispo es ¿dónde lo manda?
Tiene que buscar una diócesis, pero a veces no son aptos para una diócesis,
sino que son aptos para ese trabajo».
R.B.
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