martes, 11 de marzo de 2014

EL PAPA Y LOS DIVORCIADOS...


EL PAPA Y LOS DIVORCIADOS: ¿YA SE PUEDE?

El Santo Padre pidió recientemente misericordia hacia los divorciados; pidió no condenarlos sino caminar con ellos. Días antes Francisco elogió un discurso del card. Kasper que pedía reconsiderar que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la Comunión. ¿Ha cambiado la postura de la Iglesia?

En el reciente consistorio de Cardenales, el Papa pidió a los purpurados que consideren la manera de incorporar a los divorciados a la acción pastoral de la Iglesia, como preparación para el próximo sínodo de obispos en octubre de este año.

Entre las intervenciones más sonadas fue la del teólogo y cardenal alemán, Walter Kasper,  pues el Papa mismo alabó su ponencia, la cual incluye la posibilidad de dar la Comunión sacramental a los divorciados vueltos a casar (lo cual hasta hoy está expresamente prohibido).

Con buen humor, el 20 de febrero pasado, el Papa comentó a los purpurados: “ayer por la noche volví a leer –¡pero no para dormirme!– el trabajo del cardenal Kasper, y querría darle las gracias porque encontré teología profunda y pensamiento sereno”.

Entonces, ¿el Papa da por buena la conclusión de Kasper? ¿Ya se puede el divorcio? ¿Ya se puede dar la Comunión a los divorciados que se vuelven a casar?

Para sorpresa de todos, si leemos la ponencia del Cardenal alemán, su mensaje afirma la doctrina tradicional y versa sobre la belleza de la familia tradicional. Reafirma la indisolubilidad del matrimonio, pero pone el énfasis en la fe y en la gracia del sacramento del matrimonio para mitigar lo jurídico.

Kasper elabora un discurso claramente teológico: la familia a luz de la creación, luego herida por el pecado y redimida por Cristo; se detiene en la familia como “Iglesia doméstica”, como clave para ayudar a los que ahora viven diversas realidades familiares (padres difuntos, separados, huérfanos, ancianos, etc.).

Es en el último punto del discurso del purpurado dónde se habla de los divorciados vueltos a casar. El tema central está en cómo hacer compatible la misericordia de Dios con el mandato divino de la indisolubilidad.

Mons. Kasper apunta dos hipótesis, cuyas “respuestas serán tarea del Papa y del [próximo] sínodo”. 1) Si el tema de la nulidad matrimonial, que actualmente sólo se puede resolver por vía de un tribunal judicial, se pudiera también resolver por vía pastoral, mediante “un sacerdote con experiencia espiritual y pastoral, como un penitenciario o vicario episcopal”. Dicho sea de paso, esto supondría una auténtica “revuelta” canónica, pero no doctrinal.

2) Hay personas divorciadas y vueltas a casar civilmente, cuyo matrimonio religioso sí es válido (y por tanto indisoluble). El card. Kasper dice que una minoría de ellos buscan realmente volver a los sacramentos. Para esos pocos propone que, después de un tiempo de penitencia y de discernimiento, sean admitidos a la confesión y a la comunión, como una medida de “tolerancia” mas no de “reconocimiento” a su nuevo matrimonio. (Esta hipótesis será muy difícil de hacer compatible con la doctrina vigente).

Conclusión. No ha cambiado la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio ni sobre los divorciados vueltos a casar. Tampoco ha habido ninguna nueva indicación por parte del Santo Padre. Ni cambia la disciplina que prohíbe que estas personas pueden comulgar.

Sólo hubo un discurso lleno de misericordia, que rechaza el rigorismo (y por esto lo alabó el Papa Francisco), y que refleja el deseo de acercamiento de la Iglesia hacia a los divorciados vueltos a casar.

Luis Fernando Valdés

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