Ante 700 víctimas inocentes
asesinadas por la mafia italiana.
El Papa
Francisco realizó ayer un llamamiento a los hombres y mujeres mafiosos a
quienes instó a convertirse y a dejar de hacer el mal para "no acabar en el infierno"
que es lo que, a su juicio, les espera si continúan por ese camino.
"Siento que no puedo acabar el discurso sin dirigir una palabra al gran protagonista ausente de hoy. A los hombres y mujeres mafiosos. Por favor cambiad de vida. ¡Convertíos!.¡Dejad de hacer el mal!.Esta vida no os dará alegría ni felicidad", afirmó.
"El poder, el dinero que tenéis ahora por tantos negocios sucios, por tantos crímenes mafiosos es dinero y poder ensangrentado que no podréis llevaros a la otra vida", exclamó el papa con semblante serio.
Sin embargo, Francisco, además de llamar a la conversión de los mafiosos, les recordó que "aún hay tiempo para no acabar en el infierno".
"Rezo por vosotros y por vuestro bien. Os lo pido de rodillas ¡Cambiad! ¡Convertíos!", aseveró dirigiéndose a los mafiosos.
Lo dijo durante la vigilia celebrada hoy en el templo romano de San Gregorio VII que él mismo presidió y en la que rezó junto con los familiares de 700 víctimas inocentes asesinadas por la mafia italiana.
Un acto organizado por la Fundación Libera, que asiste a las víctimas inocentes de la mafia desde 1995 y en el que se pronunciaron a modo de recuerdo los nombres de las más de 700 víctimas inocentes de las organizaciones criminales, personas que, sin pertenecer a la mafia, perdieron su vida por la lucha entre clanes.
Además de dirigirse a los mafiosos, Bergoglio agradeció a los familiares de las víctimas congregadas en el templo por "no haberse cerrado", por haber salido a contar "su testimonio de dolor y de esperanza".
Asimismo, el pontífice, conmocionado, recordó el crimen "sin piedad" del niño de tres años, Domenico Petruzzeli, asesinado a balazos el pasado martes junto con su madre y el compañero sentimental de esta mientras viajaban en coche en una carretera de Taranto, en la región de la Apulia (sur), presumiblemente por un ajuste de cuentas.
"Pidamos a Dios que nos de fuerza para caminar hacia delante. Para seguir luchando contra la corrupción", proclamó el papa argentino.
Francisco, con su llamamiento a la conversión de los mafiosos parafraseó al beato y futuro santo Juan Pablo II, quien expresó la misma petición en un célebre discurso pronunciado en 1993 durante un viaje a la isla sureña de Sicilia, en el Valle de los Templos de Agrigento.
El acto de ayer fue la antesala de la XIX "Jornada de la Memoria y del Compromiso con las víctimas inocentes de la mafia", convocada en la ciudad italiana de Latina (centro) para mañana, en la que se espera la participación de miles de personas de todo el país.
"Siento que no puedo acabar el discurso sin dirigir una palabra al gran protagonista ausente de hoy. A los hombres y mujeres mafiosos. Por favor cambiad de vida. ¡Convertíos!.¡Dejad de hacer el mal!.Esta vida no os dará alegría ni felicidad", afirmó.
"El poder, el dinero que tenéis ahora por tantos negocios sucios, por tantos crímenes mafiosos es dinero y poder ensangrentado que no podréis llevaros a la otra vida", exclamó el papa con semblante serio.
Sin embargo, Francisco, además de llamar a la conversión de los mafiosos, les recordó que "aún hay tiempo para no acabar en el infierno".
"Rezo por vosotros y por vuestro bien. Os lo pido de rodillas ¡Cambiad! ¡Convertíos!", aseveró dirigiéndose a los mafiosos.
Lo dijo durante la vigilia celebrada hoy en el templo romano de San Gregorio VII que él mismo presidió y en la que rezó junto con los familiares de 700 víctimas inocentes asesinadas por la mafia italiana.
Un acto organizado por la Fundación Libera, que asiste a las víctimas inocentes de la mafia desde 1995 y en el que se pronunciaron a modo de recuerdo los nombres de las más de 700 víctimas inocentes de las organizaciones criminales, personas que, sin pertenecer a la mafia, perdieron su vida por la lucha entre clanes.
Además de dirigirse a los mafiosos, Bergoglio agradeció a los familiares de las víctimas congregadas en el templo por "no haberse cerrado", por haber salido a contar "su testimonio de dolor y de esperanza".
Asimismo, el pontífice, conmocionado, recordó el crimen "sin piedad" del niño de tres años, Domenico Petruzzeli, asesinado a balazos el pasado martes junto con su madre y el compañero sentimental de esta mientras viajaban en coche en una carretera de Taranto, en la región de la Apulia (sur), presumiblemente por un ajuste de cuentas.
"Pidamos a Dios que nos de fuerza para caminar hacia delante. Para seguir luchando contra la corrupción", proclamó el papa argentino.
Francisco, con su llamamiento a la conversión de los mafiosos parafraseó al beato y futuro santo Juan Pablo II, quien expresó la misma petición en un célebre discurso pronunciado en 1993 durante un viaje a la isla sureña de Sicilia, en el Valle de los Templos de Agrigento.
El acto de ayer fue la antesala de la XIX "Jornada de la Memoria y del Compromiso con las víctimas inocentes de la mafia", convocada en la ciudad italiana de Latina (centro) para mañana, en la que se espera la participación de miles de personas de todo el país.
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