miércoles, 11 de julio de 2012

HISTORIAS SOBRE MARÍA # XIV


Cuan piadosa es con los miserables pecadores esta abogada nuestra, lo demostró suficientemente con Beatriz, monja del monasterio de Fuente Eraldo, como refieren Cesario y el Padre Rho.

Esta infeliz religiosa, vencida de la pasión por cierto joven, concertó huir con él. Y, efectivamente, cierto día se dirigió la desgraciada a una imagen de María, dejó allí las llaves del monasterio del que era portera, y se marchó.

Al llegar a otro país, y abandonada por su amante, se dio al oficio de ramera (prostituta), y vivió quince años en tan miserable estado. Casualmente, pasado el tiempo, se encontró con el mandadero del monasterio, y creyendo que no la reconocería, le preguntó si conocía a Sor Beatriz

-Cómo que si la conozco – respondió él – es una monja santa, y actualmente es maestra de novicias.

Al oír estas palabras, quedó confusa y pasmada, sin poder comprender cómo era aquello. Por lo cual, para certificar si era verdad, se disfrazó y se dirigió al monasterio. Allí pide hablar con Sor Beatriz, y he aquí que se le aparece la Santísima Virgen en la forma de aquella misma imagen, a la que cuando partió del monasterio, había entregado las llaves y el hábito; y la divina Madre le habló así: “Beatriz, quiero que sepas que Yo, para impedir tu deshonra, he tomado tu semblante y he desempeñado en tu lugar tu empleo por espacio de quince años que has vivido apartada del monasterio y de Dios. Hija, vuelve, has penitencia, que mi Hijo aún te espera, y procura con la buena vida conservar el buen nombre que Yo te he adquirido”. Así dijo y desapareció.

Entonces Beatriz volvió a entrar en el, monasterio; tomó otra vez el hábito de religiosa, y agradecida a tan grande misericordia de María, vivió como una santa; y después en la hora de su muerte publicó el suceso para gloria de tan grande Reina.

San Alfonso María de Ligorio – Doctor de la Iglesia

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