Preparando la venida de Cristo con un cambio de corazón.
Por: Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net
Para prepararse para la venida de Cristo se debe
lograr el cambio de corazón, que
significa orientarlo más hacia Dios.
1. Juan Bautista tenía una misión: preparar el camino para el Mesías. ¿Por qué era necesario
prepararlo? Antes de la venida de una persona importante es bueno
anunciarla para que cuando llegue todo el mundo sepa de quién se trata. Iba a
venir al mundo la persona más importante, Dios mismo.
¿Cómo prepararse para la venida de Dios? Hay que quitar todos los obstáculos, especialmente el
pecado. El único tope que frena la llegada de Dios a un alma es el pecado. Por
eso, Juan Bautista insistió tanto en la conversión de corazón.
No basta preparar un pesebre en un rincón de la casa; es necesario preparar el “pesebre interior”, que es nuestro corazón. Cristo
dijo: “Bienaventurados los puros de corazón porque
ellos verán a Dios”. Hay que purificar el corazón a través de una buena
confesión.
2. Juan Bautista era un profeta auténtico. El
profeta de verdad es como un semáforo que nos dice cuándo podemos ir adelante y
cuándo no. Recuerda a los hombres lo que es bueno y lo que es malo. Educa la
conciencia de la persona.
Esta misión profética de educar a los hombres la tienen no sólo el Papa, los
obispos y los sacerdotes, sino también los profesores, los papás y todos los
que son educadores de los niños. En el Amazonas, en Brasil, hay tribus que
viven de la fruta que encuentran en los árboles. No toda fruta es buena, y por
eso los papás educan a sus hijos para que distingan entre la fruta buena y la
venenosa. Así tienen que hacer los educadores; tienen que enseñar cuáles
palabras se deben decir y cuáles no; cuáles películas son edificantes y cuáles
nocivas para la moral, cuáles compañeros edifican y cuáles llevan a los demás a
la ruina, etc..
3. Cuando san Lucas escribió su Evangelio, donde nos
cuenta la historia de Juan Bautista, tenía en mente instruir y motivar a los
cristianos venidos del paganismo. Pero la Palabra de Dios no tiene
fronteras de tiempo y lugar: es para todos los
hombres, de todas las épocas de la historia y de todas las naciones del mundo.
Todos los domingos Dios nos alimenta con el “pan” de
su Palabra. Lo importante es tratar de penetrar su significado para nosotros.
Debemos hacernos la pregunta ¿qué nos está pidiendo
Dios por medio de su Palabra?
Debemos prepararnos para la venida de
Cristo por medio de la conversión de corazón, haciendo una buena confesión.
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