ABIGAIL SHRIER HABLA EN SU INVESTIGACIÓN DE UN «DAÑO IRREVERSIBLE»
Abigail Shrier ha sido hostigada y amenazada por estudiar la influencia del entorno de redes y amigos sobre menores, mayoritariamente chicas, animándolas a tratamientos de los que pueden arrepentirse.
Abigail Shrier,
periodista estadounidense del Wall Street
Journal, ha publicado una investigación sobre el entusiasmo que suscitan en Estados Unidos los niños y adolescentes
transgénero. Este fenómeno, que afecta sobre todo a las chicas, es
en su opinión muy preocupante. Su libro ha sido objeto de ataques y llamamientos al boicot al otro lado del Atlántico. La ha entrevistado Eugénie Bastié en Le
Figaro:
-EN
SU LIBRO, IRREVERSIBLE DAMAGE
[DAÑO IRREVERSIBLE], USTED HABLA DE "CONTAGIO SOCIAL" ENTRE LAS
ADOLESCENTES QUE QUIEREN EMPEZAR UNA TRANSICIÓN. ¿QUÉ ENTIENDE USTED POR ESTA
EXPRESIÓN? ¿POR QUÉ EMPLEAR EL TÉRMINO "CONTAGIO SOCIAL"?
-El
fenómeno de contagio social hace referencia a un tipo de influencia
ejercida concretamente por los "iguales", que animan a
imitar un determinado comportamiento. En el caso de la disforia de género,
los influencers de
las redes sociales juegan un papel determinante en la propagación del sentimiento
de malestar con el propio cuerpo, y animan a la idea según la cual cualquier
síntoma de fracaso en ser totalmente femenina por parte de una chica implica
que probablemente es transgénero. Los amigos también
tienen un papel importante en la difusión de este sentimiento, incitando a
identificarse como transgénero y animando a la obtención de tratamientos
hormonales o cirugías de reasignación de sexo.
-¿QUÉ
ALCANCE TIENE ESTE FENÓMENO EN ESTADOS UNIDOS?
-En
Estados Unidos no tenemos un sistema sanitario centralizado y, además, un
paciente no necesita un diagnóstico de disforia de género por parte de un
psicólogo para conseguir hormonas en una clínica de género [gender clinic: establecimiento especializado en
el cambio de sexo]. Estos dos factores dificultan la obtención de una
compatibilidad precisa para este pico repentino. Esto es lo que sabemos: a partir de 2007, las clínicas de género en Estados Unidos han
pasado de dos a más de cincuenta. Entre 2016 y 2017, el número de cirugías de género en personas
nacidas mujeres se ha cuadruplicado en Estados Unidos.
Históricamente, solo el 0,01% de la población estadounidense tiene disforia de
género, pero en 2018 el 2% de los estudiantes de instituto afirmaba ser
transgénero, y la mayor parte estaba formada por mujeres.
-
¿QUÉ DIFERENCIA ESTABLECE USTED ENTRE LA DISFORIA DE GÉNERO, QUE ES UNA
REALIDAD, Y ESTE FENÓMENO DE "CONTAGIO SOCIAL"?
-Tradicionalmente,
la disforia de género empieza
en la primera infancia
y siempre ha afectado, en una amplia mayoría, a los hombres.
Los adultos transgénero que sufren realmente de disforia de género (y he
entrevistado a muchos) nunca han elegido esa identidad para tener amigos, y
tampoco han llegado a ella por influencia de las redes sociales. Sencillamente,
sentían desde siempre un malestar severo con su sexo biológico.
-¿CÓMO
ACELERAN ESTA TENDENCIA LAS REDES SOCIALES?
-De la
misma manera que lo hacen con cuestiones como la anorexia: adolescentes que
viven un sufrimiento real
lo comparten con amigos y lo difunden. Como explico en mi libro, tiene
que ver con el modo de ser amigas que las chicas comparten,
con su tendencia a asumir el sufrimiento de sus amigos, a estar de acuerdo con
sus creencias, hasta el punto de abandonar la realidad para
apoyarles. Y así, se animan en su disforia, se animan mutuamente a
los tratamientos de hormonas y la cirugía.
Abigail
Shrier investiga en Irreversible damage
lo que indica su subtítulo: la manía transgénero que seduce a nuestras hijas.
-
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS NEFASTAS DE ESTE FENÓMENO? ¿POR QUÉ HABLA USTED
DE DAÑO "IRREVERSIBLE"?
-Todo procedimiento médico inútil constituye un daño
irreversible. Sin
embargo, no creo que todas las transiciones médicas sean perjudiciales; de
hecho, he entrevistado a numerosos adultos transgénero que afirman que su
transición les ayudó. Pero estas adolescentes que son presa de un contagio
social, a las que se anima a tomar hormonas y someterse a cirugía con poco
control médico, provocan una alteración permanente en sus
cuerpos que, en un
futuro, pueden lamentar. Es este daño irreversible el que yo denuncio.
-DESDE
LA PUBLICACIÓN DE SU LIBRO, ALGUNOS ACTIVISTAS HAN INTENTADO ACALLARLA. UNA
PROFESORA DE BERKELEY INCLUSO HA ALENTADO A "QUEMAR" SU LIBRO. ¿CÓMO
EXPLICA EL ATAQUE A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN SOBRE ESTE TEMA?
-La
libertad de expresión es difícil porque un pequeño grupo de activistas
radicales utilizan las redes para castigar a los disidentes y
despreciarlos. Persiguen a todos los que expresan su escepticismo
respecto a la posibilidad de una transición para todo el mundo, a demanda, sin
control de ningún tipo. Pero ellos hacen lo mismo sobre otros temas.
-LA
NOVELISTA J. K. ROWLING, CREADORA DE HARRY POTTER, HA SIDO DURAMENTE CRITICADA
POR HABER DECLARADO QUE LOS HOMBRES Y LAS MUJERES SON DIFERENTES. ¿QUÉ PIENSA
USTED DE ESTA POLÉMICA Y DEL HECHO DE QUE YA NO SE PUEDE DEFINIR QUÉ ES UNA
MUJER?
-Nunca
pensé que pudiera admirar a J. K. Rowling más de lo que ya la admiraba. Me equivocaba. No
solo forma parte de esos raros autores vivos que dentro de cien años se
seguirán leyendo, sino que también es una mujer de principios firmes y decente
que ha sabido elevar su voz cuando ha sido necesario para defender a las
mujeres y las niñas.
Que se arrastre en el fango a personas por el mero hecho de haber dado
una definición sensata de "mujer" tiene consecuencias terribles,
como sucede siempre con las mentiras.
»Pongamos el ejemplo de las cárceles
de mujeres: ya pueden entrar en ellas hombres biológicos violentos a condición de que se identifiquen como mujeres.
En California, donde yo vivo, está autorizado. Se trata de una violación
grave de los derechos fundamentales de las mujeres detenidas, y espero que dé
lugar a una impugnación constitucional en nuestros tribunales. Si obligar a unas
prisioneras a vivir en instituciones con hombres biológicos no es un castigo "cruel e inusual", que venga Dios y lo
vea.
Traducción de Elena Faccia Serrano.
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