LAMENTA CÓMO LA ACONSEJARON DOS SACERDOTES: «LA COMPASIÓN SIN CRISTO ES FALSA»
Durante
años, la californiana Kim Zember vivió una doble vida, escondiendo sus múltiples
relaciones homosexuales. Aun así, nunca se definió como lesbiana, y al
convertirse su vida cambió. Cuenta su historia Raffaella
Frullone en Il
Timone:
* * *
"Katy Perry cantaba 'He besado a una chica y me ha gustado'; yo he hecho lo
mismo y me ha gustado". Así empieza Restless heart. My struggle with
life & sexuality [Corazón
inquieto, mi lucha con la vida y la sexualidad]. Quien habla es Kim Zember,
de 36 años, californiana residente en San Diego; tras años pasados teniendo
relaciones homosexuales, decidió compartir su historia con la esperanza de
poder ayudar a quien está viviendo su mismo drama.
Criada en
una familia católica, Kim, con
18 años, tenía un novio e iba a misa regularmente con su familia, pero, a escondidas,
se veía con una mujer. Un esquema que duró durante años, una
doble vida que Kim introdujo incluso en su matrimonio (que
fracasó por esta causa), durante el cual no dejó de ver a mujeres, porque,
explica, "estaba tan sedienta de afecto que me
había convertido en una persona dependiente de las relaciones, especialmente
las femeninas".
Con el
tiempo, Kim reconoció que este comportamiento estaba causado por heridas
que venían del pasado, pero en ese momento no conseguía actuar de manera
distinta. Quedaba con una mujer tras otra, incluso si en su corazón sabía que
estaba mal.
LA
ENTREVISTAMOS.
-"CLARO
QUE SABÍA QUE ESTABA MAL, SI NO, ¿POR QUÉ HABRÍA DE ESCONDERLO? TENÍA CARENCIA
DE AMOR Y LO BUSCABA DONDE SEA, PERO NUNCA OBTENÍA PAZ". EN EL LIBRO
EXPLICAS QUE NUNCA HAS ENCONTRADO LA PAZ, NI SIQUIERA EN LAS RELACIONES CON LAS
MUJERES QUE LAS QUE SALÍAS; LO DEFINES COMO UNA SUERTE DE DEPENDENCIA. ¿EN QUÉ
SENTIDO?
-He
comprendido de verdad qué significa, como nos dice la Escritura, ser esclavos de nuestro pecado: dependía
totalmente de los sentimientos, de las emociones, de lo que sentía, no solo
desde el punto de vista sexual. Dependía de las personas, de las
relaciones, sobre todo de las mujeres, claro está. Aún tengo que controlar este
aspecto de mi vida, pero cuando permití que fuera Dios
quien habitara completamente mi corazón, pude por fin romper esa cadena de
dependencia emotiva.
-¿LE
PEDISTE AYUDA A ALGUIEN CUANDO TE DISTE CUENTA DE QUE VIVÍAS ATRAPADA EN ESA
DEPENDENCIA?
-Claro.
Le pedí ayuda a un psicólogo cristiano y, seguidamente, a dos sacerdotes.
Los tres me dijeron que yo "solo" era
lesbiana y que debía aceptarlo porque Dios me amaba tal como era.
-¿CÓMO
TE SENTISTE?
-Muy decepcionada, lo que me dijeron me hizo
mucho daño, porque no es la verdad. Es verdad
que fueron muy compasivos conmigo, me escucharon, acogieron mis lágrimas, pero la compasión sin Cristo es falsa. Es como ir al médico porque
te duele un brazo y que te diga que no te duele. Si hablé con un psicólogo
cristiano y dos sacerdotes católicos -y lo hice libre e intencionadamente-, fue
porque quería que me dijeran la verdad. Que ellos no me dijeron, traicionándola
y dejándome sedienta: esto es un mal.
»Gracias al Cielo, creo que hay una semilla incorruptible dentro de mí
que no me permitió aceptar esas mentiras como si fueran la verdad. Aunque,
obviamente, una parte de mí, la parte carnal, deseaba creer en ellas. Fue
también ofensivo oír que te decían "Dios te ama a pesar de todo": yo
nunca he dudado del amor de Dios, solo quería saber por qué yo estaba mal.
Y ellos me mintieron, me dijeron una media verdad, que no es más que una
mentira.
-TAMPOCO
CREÍSTE EN LAS MENTIRAS DEL MUNDO LLAMADO LGBT...
-No,
tampoco. Para empezar, nunca me he definido gay o lesbiana u otra cosa, ni
siquiera cuando salía con mujeres. Siempre he tenido clara dentro
de mí la distinción entre quién era yo y lo que hacía. Tengo que decir que, entonces, no sabía explicar
bien por qué rechazaba esa etiqueta, sentía mucha confusión sobre muchas cosas,
tal vez no sabía bien quién era, pero sabía que no era lo que hacía en ese
momento. Buscaba la verdad.
-HABLAR
DE VERDAD, HOY, SIGNIFICA SER ACUSADO DE DIVIDIR...
-En
realidad, quien divide es el mundo, que presenta la verdad y
el amor como dos aspectos de Dios que se excluyen mutuamente, cuando no es así. En mi experiencia, lo he experimentado en mi
piel, con la gracia de Dios, siempre he reconocido la verdad. Tal vez a menudo
no he querido esta verdad, pero sabía reconocerla, basta permanecer abiertos a
ella. Con frecuencia le echamos la culpa a Dios de "lo
que no hace", cuando en realidad somos nosotros los que no estamos
abiertos a lo que Él desearía hacer con nuestra vida. Y es algo que debemos
preguntarnos cada día.
-LA
CONVERSIÓN, PARA TI, HA SIDO UN RECORRIDO LARGO; SUCEDIÓ TAMBIÉN EN ETIOPÍA...
-Creo que
para todos es igual, la conversión no es, como decimos nosotros, "una y ya está", no sucede en un minuto.
También les sucedió a los Apóstoles, ¿no? La
santidad es un camino. Para mí fue un momento crucial
comprender, durante una oración -precisamente en el periodo en el que luchaba,
pidiendo claridad sobre mi sexualidad-, que Dios
me llamaba a servir a los pobres.
»Era una agente inmobiliaria de éxito, pero acababa
de escuchar a un sacerdote misionero y, con mucha audacia, dejó todo y fundé,
hace ya muchos años, Unforgotten Faces
[Rostros inolvidables] una organización sin ánimo de lucro que ayuda a
las madres solteras y a sus hijos en Etiopía.
»El nivel de necesidad de estas personas es tan
dramático que vivirlo personalmente ha sido, en mi opinión, el modo con el que Dios ha entrado en mi corazón para romperlo y derribar el egoísmo. Y este ha
sido un pedazo de mi historia. Esperar que la conversión tenga lugar en un
momento y ya está, significa pensar en Dios como un mago, pero Él es el Salvador, lo necesitamos cada minuto de nuestra vida, no una vez
y basta.
-EN
TU RECORRIDO, EN UN DETERMINADO MOMENTO LE PROMETISTE AL SEÑOR QUE DURANTE UN
AÑO NO SALDRÍAS CON NADIE. EN ESE INSTANTE EMPEZASTE A SENTIR QUE TU HAMBRE DE
DIOS AUMENTABA. ¿CÓMO VIVES HOY TU FE?
-MISA DIARIA, porque lo necesito. "No
solo de pan vive el hombre", es la verdad. No pienso que por
esto soy una santa, sino que soy una pecadora consciente de tener una necesidad
constante de Él.
»Cuando, la primavera pasada, suspendieron la
participación a la misa, me sentí muy frustrada. Podía ir a pasear, al mercado ¿y no a misa? La misa, para mí, es más
necesaria que cualquier otra cosa. Y después la
Adoración, la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno.
»Y los amigos: si en tu vida
buscas a Jesús es fundamental estar con quien, como tú, lo busca. Todos
tenemos amigos y familiares alejados de Dios, por los que hay que rezar, rezar
y rezar, pero sin los que buscan al Señor es difícil no dejarse arrastrar por
el mundo. Entre los amigos de nuestro camino no podemos olvidarnos de los santos y, sobre todo, de la Madre celestial. En la vida no somos más que el reflejo de
lo que miramos continuamente: si paso mis días
mirando Netflix, seré lo que transmiten; si uso mi tiempo mirando a los santos y a
Dios, reflejaré su luz.
Traducción de Elena Faccia Serrano.
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