Con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, el Papa Francisco aprobó este martes 8 de diciembre la Carta Apostólica Patris corde, con el objetivo de “que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución”
El Santo Padre ofrece en este documento algunas reflexiones personales
sobre la “figura extraordinaria” de San
José, “tan cercana a nuestra condición humana”.
En la Carta Apostólica, el Pontífice destaca que San José estuvo “siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios
manifestada en su ley y a través de los cuatro sueños que tuvo”.
Subraya también que “tuvo la valentía de
asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el
ángel”.
Recuerda que “para proteger a Jesús de
Herodes, permaneció en Egipto como extranjero. De regreso en su tierra, vivió
de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea,
lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo”.
“Después de María, Madre de Dios, ningún santo
ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo”, hace hincapié el Santo Padre.
El Papa Francisco ofrece en su Carta Apostólica una reflexión sobre San
José como padre amado, padre en la ternura, padre en la obediencia, padre en la
acogida, padre de la valentía creativa, padre trabajador y padre en la sombra.
PADRE AMADO
Francisco subraya que “la grandeza de san
José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús”.
“Por su papel en la historia de la salvación, san
José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano”. También
recuerda que “como descendiente de David, de cuya raíz debía brotar Jesús según
la promesa hecha a David por el profeta Natán, y como esposo de María de
Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento”.
PADRE DE LA TERNURA
Según enseña francisco en esta Carta Apostólica, “Jesús vio la ternura de Dios en José”. “José nos enseña que tener fe
en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros
miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio
de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de
nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él
tiene siempre una mirada más amplia”.
PADRE DE LA OBEDIENCIA
El Papa señala que “así como Dios hizo con
María cuando le manifestó su plan de salvación, también a José le reveló sus
designios y lo hizo a través de sueños que, en la Biblia, como en todos los
pueblos antiguos, eran considerados uno de los medios por los que Dios
manifestaba su voluntad”.
“José estaba muy angustiado por el embarazo
incomprensible de María”, recuerda el Obispo de Roma, pero
“con la obediencia superó su drama y salvó a
María”.
Tras huir a Egipto para salvar a la Sagrada Familia de la maldad de
Herodes, “José esperó con confianza y paciencia el
aviso prometido por el ángel para regresar a su país”.
“Y cuando en un tercer sueño el mensajero divino,
después de haberle informado que los que intentaban matar al niño habían
muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a su madre y
que volviera a la tierra de Israel, él una vez más obedeció sin vacilar”.
De esa manera, “en la vida oculta de
Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre”.
PADRE EN LA ACOGIDA
“José acogió a María sin poner condiciones
previas”, afirma el Pontífice. “Confió en las palabras del ángel”.
“José deja de lado sus razonamientos para dar paso
a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la
responsabilidad y se reconcilia con su propia historia”.
En ese sentido, “la acogida de José nos
invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por
los débiles, porque Dios elige lo que es débil”.
PADRE DE LA VALENTÍA
CREATIVA
La valentía creativa, explica Francisco, “surge
especialmente cuando encontramos dificultades. De hecho, cuando nos enfrentamos
a un problema podemos detenernos y bajarlos brazos, o podemos ingeniárnoslas de
alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las que sacan a
relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos tener”.
Por eso, aunque “el Evangelio no da ninguna
información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en
Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que habrán tenido necesidad de comer,
de encontrar una casa, un trabajo”.
“No hace falta mucha imaginación para llenar el
silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar
problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros
hermanos y hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por
las adversidades y el hambre”.
“A este respecto, creo que san José sea realmente
un santo patrono especial para todos aquellos que tienen que dejar su tierra a
causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria”.
PADRE TRABAJADOR
Hay un aspecto de San José que tradicionalmente se ha destacado, y es “su relación con el trabajo”.
“San José era un carpintero que trabajaba
honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el
valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto
del propio trabajo”.
Esa identificación de San José con el trabajo digno se hace hoy más
necesaria que nunca: “En nuestra época actual, en
la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social
y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones
en las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es
necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo
que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar”.
PADRE EN LA SOMBRA
El Papa destaca que José es para Jesús “la
sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta
jamás de su lado para seguir sus pasos”.
“Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace
sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente.
Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en
cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él”.
Francisco explica que “en la sociedad de
nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre. También la Iglesia
de hoy en día necesita padres”.
En ese ámbito, el Papa recuerda otro apelativo que recibe José, el de “castísimo”.
“No es una indicación meramente afectiva, sino la
síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en
ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un
amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final,
siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz”.
José “fue capaz de amar de una manera
extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo
descentralizarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida”.
Redacción ACI Prensa
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