Es esta frase…, el acompañamiento, que se emplea en el remate de las
estrofas, de unos de los himnos, de las vísperas del libro de la Liturgia de
las horas. Y este himno, es el que dada su belleza y profundidad, él me sirve
de soporte para escribir esta glosa, en la que pretendo que se nos haga
comprender que la noche no es un espacio en nuestras vidas, durante el cual
dejamos en suspenso nuestras relaciones con Dios, pero si nos despertamos hemos
de aprovechar la noche para amar más al Señor, entregándonos a Él
La noche no interrumpe la
relación entre los enamorados, suspendiendo la entrega y amor, entre ellos
hasta que llegue la aurora. Es precisamente en la noche cuando más aumenta la
entrega y la dulzura de su amor entre los enamorados. Cuando la pasión del amor
a Dios es fuerte, cuando ella, está convertida en el fuego de la zarza ardiendo
en el Horeb, que Moisés vio y se acercó a ella, porque no entendía el fenómeno
de que la zarza ardiese continuamente sin consumirse, porque nada limita
entonces, la fuerza del fuego del amor de Dios a sus criaturas cuando estas se
esfuerzan en asemejarse y amarle más a Él.
Es el caso del profeta Elías, que huyendo de la persecución de la reina
Jezabel adoradora del dios pagano Baal, quería matarle, y en su huida
precisamente llegó al Horeb y Dios le preguntó a Elías: A qué has venido aquí
Elías y él le respondió: El celo de tu casa me consume. Y
es que cuando una persona se entrega de verdad al Señor, el celo del amor que
se genera, le consume a uno día y noche El que no comprenda esto y lo lea,
pensaría que es una especie de obsesión, que día y noche atenaza a una persona.
¿Benditas
tenazas quien pudiera sentirse atenazado por ellas!
La noche es tiempo de
salvación, pues en ella está siempre el momento más propicio para entregarse al
amor que el Señor nos ofrece. “11 De pronto
llegó a un lugar, y se detuvo en él para pasar la noche, porque ya se había
puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se la puso como almohada y se
acostó allí.12 Entonces tuvo un sueño: vio una escalinata que estaba apoyada
sobre la tierra, y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y
bajaban ángeles de Dios.13 Y el Señor, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios
de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde estás acostado.14
Tu descendencia será numerosa como el polvo de la tierra; te extenderás hacia
el este y el oeste, el norte y el sur; y por ti y tu descendencia, se
bendecirán todas las familias de la tierra.15 Yo estoy contigo: te protegeré
dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta
haber cumplido todo lo que te prometo». (Gn 28,11-15).
La noche es tiempo de
salvación Señor. Fue en Egipto donde de noche celebrabas la Pascua con tu
pueblo, mientras fuera había tinieblas de exterminio para los egipcios. Después
Moisés cumplimentando tus deseos los llevaría hasta las orillas del Mar rojo,
para atravesarlo a pie enjuto, de la misma forma que después, ya al mando de
Josué, atravesaron los israelitas el Jordán para conquistar Jericó. Y
conquistar la tierra prometida.
La noche es tiempo de
salvación. Una vez se hubo separado Abraham de su sobrino Lot, en sueños tuvo
una visión, en ella se quejó al Señor de la falta de su descendencia y el
Señor: “5 Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole:
«Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas». Y añadió: «Así será tu
descendencia». 6 Abram creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para
su justificación”. (Gn 15,5-6). Y
Abraham, todas las noches miraba las estrellas, pensando que tan abundantes
cono ellas serían sus descendientes de acuerdo con la promesa del Señor.
La noche es tiempo de
salvación. Fue de noche cuando el Señor llamó a Samuel para que fuese su
profeta: “El Señor llamó a Samuel, y él respondió: Aquí
estoy».5 Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: Aquí estoy, porque
me has llamado. Pero Elí le dijo: Yo no te llamé; vuelve a acostarte. Y él se
fue a acostar “6 El Señor llamó a Samuel una vez más. Él se levantó, fue adonde
estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado». Elí le respondió:
«Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte».7 Samuel aún no conocía al
Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada.8 El Señor
llamó a Samuel por tercera vez. Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy, porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era el Señor
el que llamaba al joven,9 y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te
llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a
acostarse en su sitio.10 Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las
otras veces: «¡Samuel, Samuel!». El respondió: «Habla, porque tu servidor
escucha».(1Sam 3,4-10).
La noche es tiempo de
salvación. De noche en un pesebre en Belén, nació la palabra y de noche lo
anunciaron el ángel y la estrella. “6 Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los
clanes de Judá, pues de ti saldrá un caudillo, que apacentara a mi pueblo
Israel" (Mt 2,6) Tal como fue la profecía de
Isaías. Y esta fue la más grande noche que vieron los siglos de este mundo y
del universo entero. El Creador absoluto de todo, se humilla para venir a
nosotros y enseñarnos que Él es Amor y solo amor y que solo con amor hacia
todos los hombres y hacia él podremos llegar alcanzar la eterna felicidad.
La noche es tiempo de
salvación. Porque fue de noche en el silencio e intimidad que ella nos
proporciona, cuando en el interior del sepulcro al cumplirse los tres días,
resucitó el Señor y se culminó su obra Redentora de toda la humanidad a la que
Él ama de una forma inexplicable a toda ella y específicamente a cada uno de
los miembros de ella. Dios nos ama y más que desea anhela nuestra salvación.
Nadie lo vío como ni cuando fue, pero al tercer día como Él lo había anunciado
antes, más de una vez, Resucitó
Y nosotros también de noche
esperamos la Parusía, tu segunda venida Señor.”Maranatha, Ven Señor, ven
Señor que te esperamos”.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de
que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo
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