Cristo no quedó en la cruz, ni quedó en un sepulcro. Al tercer día resucitó,
venciendo a la muerte para siempre. Pero
Él quisiera que los hombres, todos, por quienes dio su vida, vivieran eternamente como resucitados.
¿Qué significa morir?, ¿Qué significa resucitar? Hoy lo voy a explicar mediante una carta de una muchacha que resucitó espiritualmente en uno de esos retiros o ejercicios espirituales que se suelen hacer durante la cuaresma.
AQUÍ LA TENEMOS:
Al salir de aquí, me voy con una profunda paz espiritual, cosa que
realmente me hacía falta, creo que será inolvidable esta experiencia pues Dios
me llegó en el preciso momento y he vuelto a creer en Él. Doy gracias a Dios
porque es bueno y misericordioso, porque he aprendido en dos días, lo que no
había podido aprender en 17 años de vida que tengo. Espero no volver a ser la
chica que era antes y creo haberlo logrado. Doy gracias al Señor porque me ha
hecho ver que estaba en la basura, y me ha dado la mano y ayudado a levantar y
volver a empezar a vivir. Comenzaré una nueva vida, yo se qué me va a costar,
me voy a tropezar con miles de obstáculos, me voy a enfrentar nuevamente a un
ambiente horrible, pero lucharé por salir a flote. Me siento feliz de haber
vuelto a creer, de estar al comienzo del buen camino nuevamente.
LA OTRA CARTA COMIENZA ASÍ:
Antes de ir a aquel retiro, mi vida era horrible, la estaba llevando en
tal forma que era en verdad de dar tristeza. Era una muchacha con solo 16 años,
y ya sin alegrías ni ilusiones, ya decepcionada de la vida. Pero era obvio,
llegó el día en que me sentí asqueada de todo y empecé a sentir un vacío
enorme. Algo me hacía falta. Pensé que ese vacío lo llenarían mis amigas, las
fiestas, conocer chicos nuevos. Acababa de terminar con mi novio. Y así lo
hice: salía mucho, conocí miles de chicos, pero yo, seguía igual. Antes los
estudios me llenaban bastante, pero en esos momentos ni el estudio llenó aquel
vacío tan horrible. Era desesperante, nada me gustaba. Llego el día en que Dios
me llegó directamente, porque decir que nunca me había buscado, sería una mentira.
Me insistió y mucho, pero yo preferí vivir mi vida sin ÉL. Pero como decía, me
habló, me hizo ver directamente que ahora tenía de nuevo los dos mismos caminos
que antes ya había tenido: con Él o sin Él. Obviamente esta vez lo escogí a Él.
Fui a hablar con el padre que dirigía el retiro, y después de insistirle mucho,
me dejó ir. Fue el día de mi cumpleaños, es por eso que yo digo que nací a los
17 años. ¡Qué día!, increíble, volví a nacer, pero con la conciencia de que
tenía mucho que hacer. Y así empezó mi cielo, que hasta ahora sigo viviendo y
nadie ha podido convertirlo en un infierno. Es algo maravilloso, porque desde
que fui todo es diferente. Cristo me ha dado un ideal por el cual vivir. Antes
estudiaba por un MB, ahora estudio por Él; antes me reía pero por tonterías,
ahora porque sé que cuento con Él; antes era una chica responsable pero sólo
ante mi misma, ahora lo soy ante Dios, ante los demás, ante Cristo. Antes
lloraba y ahora también lloro; antes por falta de Cristo y ahora porque lo
adoro, es decir de felicidad. Claro, he tenido problemas, pero con Cristo todo
lo he podido solucionar. Ahora hasta los problemas los veo como una bendición,
porque he aprendido a exigirme. No sé cómo explicarme, sólo me sale decir que
es extraordinario: para mi Dios lo es todo, y si a mi me dijeran déjalo,
preferiría morirme en ese momento, ya que sin El me perdería, no sabría que
hacer, perdería a Cristo y mi felicidad. ¿Por quién lucharía entonces? ¿Por mí? ¿Para qué?
Esta es una de las lecciones más grandes que he
recibido de alguien. Verdaderamente me estremecí por ser esta chica una
adolescente, de la cual según los adultos creemos que no saben lo que quieren.
Resucitar espiritualmente es algo tan real como la alegría de vivir, de ser
feliz como un niño. Es tener una razón para existir, para sufrir, para amar
eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario