Deseas superar tus defectos, acercarte a Dios… pero es indispensable tu voluntad de querer cambiar acompañada de acciones concretas.
Un hombre
fue a confesarse con un sacerdote y le pidió que intercediera a Dios por él,
para ver si así dejaba sus pecados y su mala vida. El sacerdote así se lo
prometió y así lo hizo; mas como al cabo de algún tiempo no paraba de quejarse
de que seguía pecando y no le eran de provecho algunos aquellas oraciones, el
sacerdote le dijo:
– Ven y
ayúdame a levantar aquel costal de trigo que se le ha caído a esa mula.
Cogió el
hombre por un lado y el sacerdote por otro, y cuanto más tiraba el pecador para
arriba, más tiraba el sacerdote para abajo:
– ¿Cómo
lo vamos a levantar de ésta manera? preguntó el hombre.
– Pues
igual haces tú – respondió el sacerdote: cuando pido a Dios te levante de tus
pecados, tú sigues tirando hacia abajo.
Nuestra
voluntad de querer cambiar es determinante en el proceso de santificación. Tu
voluntad se ve robustecida con la oración y los sacramentos. Estas armaduras te
protegen mas eficientemente en este medio en que vivimos. Vívelos para poder
tener VIDA verdadera!
Tomado de
“Para leer en el Tren” de Monseñor TIHAMER TOTH y escogidas por el Padre José
Julio Martínez (1953)
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