lunes, 5 de noviembre de 2012

TESTIMONIO DE SAMMY... MI ENGREIDA




A los ocho años, si mal no recuerdo, aprendí lo que es amar. Conocí al ser más maravilloso que alguien puede conocer. Lo conocí en una reunión en el grupo “Si Señor”; luego comenzamos a encontrarnos cada noche a las siete de la noche en su casa, cenábamos juntos, cantábamos y siempre me enseñaba cosas nuevas (hasta ahora). Me presentó a su Madre, una mujer increíble, llena de amor, de cariño y un corazón tan puro y transparente como su alma; me dijo que también era mi Madre. (Se refiere a nuestra Madre del Cielo) Yo no me negué, y es qué ¿cómo negarse ante ese regalo tan grande? Entonces ya no amé a un ser nada más, los amé a ambos desde entonces. (a Jesús y María) Cuando cumplí los nueve años tuve una fiesta en casa, ¿saben cuántos niños fueron?... fueron tres; dos amigas de colegio y él (los demás eran adultos).

Fueron también los amigos del grupo; la verdad es que jamás pensé en divertirme tanto y sentirme tan querida. Es un cumpleaños que nunca podré olvidar y hasta el día de hoy es el mejor cumpleaños que jamás he tenido. Aquel día, el hno. José me prestó a su Madre una vez más. Ella me tomó en sus brazos, me cantó y me hizo dormir (descanso en el Espíritu). Fue una noche muy bonita con gente que realmente quiero. Ellos también estuvieron conmigo en momentos difíciles; cuando mi papá por exceso de copas se estrelló, mi mamá y yo estábamos con él. Fue increíble como ese choque cambió a mi familia porque mi papá cambió, gracias a ese choque él dejo el trago; y es que todo es para bien cuando vas con ellos (Jesús y María) aunque a veces en el momento pensemos que es lo peor que nos pudo haber pasado y no encontramos soluciones a nuestros problemas. Bueno no voy a tocar cada año en mi vida junto a ÉL y a su Madre porque sería hablar de muchas cosas y no alcanzarían palabras ni espacio, creo. Sólo quiero decir que aun cuando no siempre he sido constante con ÉL, y eso que Él sí lo ha sido conmigo siempre, yo sé que es grande, igual que el amor que nos tiene a todos nosotros. Quiero agradecerles al SEÑOR, a nuestro ABBA, y a nuestra MAMA SANTA MARIA por permitir que nos encontráramos con Pepito, de encontrarme con usted y toda la gente del grupo. Porque si hay algo muy cierto, es que juntos hemos y seguiremos aprendiendo con ayuda de ÉL y su SANTA MADRE. No digo más tampoco, porque simplemente hay cosas que por más que intentara de explicarlas no podría, y eso lo sabe la gente del grupo. Lo único que me queda por decir es que nunca es muy tarde ni muy temprano para conocer a JESÚS y a MARÍA, que todos estamos en condiciones de conocerlos siempre, que nuestros corazones estén dispuestos. También vale recordar que no a todos nos toca conocer a Dios de la misma manera, pero que sea cual sea la manera en la que nos toque conocerlo, jamás van a olvidarlo. Que Dios siempre nos guíe, nos ilumine y nos fortalezca. Que su Madre siempre nos cubra con su manto de amor bendito y que Dios Espíritu Santo nos ilumine siempre.

Gracias Señor, por lo que tengo, por aquello que no tengo y por lo que tendré, porque ¡todo es para bien! Gracias Señor por permitirme ser instrumento Tuyo. Sammy Masías

Nota: Sus padres iban a consagrarse a Dios a través del grupo, un 21 de octubre, y ella se coló, o sea que se incluyó en la consagración. Le pregunté a sus padres si estaba bien. Ellos me contestaron: “Si ella quiere... déjala”, como si fuera una broma... que, al poco tiempo, se convirtió en un gran instrumento de Dios. Los primeros mensajes, oraciones y jaculatorias que Dios y su Santísima Madre nos regalaron, que hasta ahora usamos, las recibimos a través de ella. Esta niña ahora es mayor de edad, y es una de las más esperadas en nuestro grupo. Cabe recalcar que a ella, nuestra Madre del Cielo, la bautizó como su “Rayito de Sol”. La quiero mucho. JP.

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