Miraban la televisión. Un político afirmaba, que la Iglesia, ante la crisis, dejaba de lado la justicia y se dedicaba a la caridad. Cuando apagó el receptor, el anciano se volvió a su joven seguidor y dijo:
- Es verdad que al asistir al necesitado debemos vigilar no caer en el paternalismo. Pero asociar caridad y paternalismo es un error. Decir que la caridad es una forma de cerrar los ojos ante la justicia es falso.
Fueron a la cocina a lavar los platos de la cena. Mientras lo hacían el Anacoreta prosiguió.
- No podemos caer en la equivocación de que para no caer en el paternalismo, hemos de caer en el profesionalismo puro y duro. El necesitado necesita respeto. Respeto, etimológicamente viene de re-spicere. Eso quiere decir volver a mirar, detenernos a mirar, tener "miramientos" con las necesidades de la persona.
Tomó un plato para secarlo y concluyó:
- Dar al necesitado lo que necesita es un acto de justicia. Lo podemos dar con paternalismo o con frialdad burocrática. Ambas posturas son erróneas. Hay que dar con respeto, sin humillar, mirando al necesitado como un igual. Eso es ser humanos y actuar con humanidad. Eso es hacer justicia.
Joan Josep Tamburini
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