miércoles, 28 de noviembre de 2012

ADVIENTO: EXPLORADORES Y MENSAJEROS



Esperar y prepararnos; pero esto parece un tanto pasivo. Hay que explorar, buscar nuevos caminos. Que nadie me malinterprete. No estoy pidiendo una religión a la carta, un ir cada uno a su aire. Estoy revindicando lo que dijo el Vaticano II y ahora han repetido (y ojalá no se quede en palabras) los obispos en el último Sínodo: estar atentos a los signos de los tiempos. Y para ello no vale quedarse sentados en nuestros despachos. Hay que aventurarse entre la gente, aunque nos manchemos de barro.

Adviento es un empezar de nuevo cada año. Un buscar un futuro incierto, pero que si no nos dirigimos hacia él, simplemente fracasaremos. Arriesgarnos a salir heridos, incluso a perdernos...Porque sólo así descubriremos nuevas tierras, la forma en la que hemos de recibir a Dios hoy. Y anunciar a todos este nuevo camino, esta tierra virgen, esta forma de acogerle. Esto es ser mensajeros, anunciar el Reino.

Isaías, el Deuteroisaías, es uno de los personajes bíblicos que nos ayudan a vivir el Adviento. Él nos muestra esta manera de explorar y anunciar:

"Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las ciudades de Judá: Ahí está vuestro Dios. Ahí viene el Señor Dios con poder." (Isaías 40, 9-10)

Luego, en los cuatro "Cantos del Siervo de Yahvé". Isaías anuncia un Mesías, tan distinto del que esperaban los Sacerdotes y Reyes, que cuando llegó nadie lo reconoció. Un Mesías que sería siervo, humilde, sencillo, pobre y que sería conducido al matadero como un corderillo.

Exploremos sin miedo, no sea que estemos anunciando la llegada de alguien que no es Jesús.

Joan Josep Tamburini

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