Javier Barraca, en su último análisis.
Son ya numerosos los hechos y estudios, dentro y fuera de España, que vienen demostrando desde hace ya algunos años el palmario fracaso de ciertas políticas, auto-calificadas de progresistas, a la hora de combatir la violencia afectivo-sexual o doméstica.
Pues bien, en su investigación sobre el lenguaje de género y la violencia, desarrollado en el marco del Instituto de investigaciones económicas y sociales Francisco de Vitoria (“El lenguaje de género como violencia y promotor de la violencia”, Revista “Comunicación y Hombre", UFV, Madrid, nº7, pp. 173-182), el Dr. D. Javier Barraca corrobora lo contraproducente de este lenguaje e ideología para una convivencia familiar pacífica, exenta de violencia. Su estudio ha establecido que existe una relación entre el empleo de este lenguaje y la generación de estructuras o conductas violentas en el ámbito afectivo-sexual.
Lejos de erradicar tal violencia, el empleo de este lenguaje de género la fomenta, pues concibe las relaciones afectivas y sexuales sobre una base mudable o resbaladiza, sin consistencia real fuera del capricho o la voluntad individuales y cambiantes, que engendran un esquema de relación dialéctico o de confrontación. Esto, al negar la fecunda realidad de la complementariedad recíproca entre los sexos masculino y femenino, y dificultar así un encuentro armónico, encaminado al enriquecimiento mutuo de las personas desde su real diversidad sexual.
Esta clase de investigaciones resulta hoy muy necesaria, cuando asistimos a una ideologización de lo sexual tan flagrante como la que conduce a justificar el mal llamado “matrimonio homosexual” o la adopción de niños en el seno de uniones homosexuales, extremos fundados precisamente en este lenguaje y perspectiva del género que pretende disolver los sexos en meras elecciones subjetivas.
ReL
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