Historias de intolerancia y de la incapacidad de diálogo entre creyentes y el mundo de
inspiración atea en Gran Bretaña.
En la París del Rey Sol, sobre una de las pocas colinas que dividen el llano panorama de la ciudad, atravesada por el Sena, está la iglesia de San Medardo. Y, en el jardín y en la zona alrededor de la iglesia, han sucedido cosas extrañas; eventos relacionados con el espíritu, convulsiones y, según parece, sanaciones milagrosas. Cosas embarazosas, principalmente porque parecían no estar muy en sintonía con el régimen. Tanto es así, que un edicto del Rey prohibió las aglomeraciones de gente y las reuniones en el cementerio de San Medardo, donde se juntaban amigos y seguidores de un tal Jean de París, sepultado en aquel lugar con olor a santidad y que parecía ser el detonante de tanta espiritualidad. A poca distancia, apareció, fijado por una mano desconocida, un cartel irónico, que fingía provenir de la corte de Versalles. «De par le Roi – Defense a Dieu – De faire miracle – Dans ce lieu». (De parte del Rey - Prohibición a Dios - De hacer milagros - En este lugar). Un hecho análogo está sucediendo en Gran Bretaña, donde la British Advertising Standards Authority (ASA) le ha requerido a un grupo de cristianos que tienen su sede en la ciudad de Bath, en Somerset, que no declare ni haga público, implícita o explícitamente, que, gracias a la intercesión de sus plegarias, la gente puede curarse físicamente.
Una fundación cristiana regularmente registrada, que se llama «Healing on the Streets - Bath» (Sanación en las calles - Bath) y que actúa a través de grupos de activistas formado por cristianos pertenecientes a diferente confesiones, organizó encuentros de oración públicos para la gente de la ciudad durante tres años seguidos, regularmente, frente a la abadía de Bath, y a menudo se ofrece para orar por las personas enfermas, que esperan recibir la sanación gracias a
su pedido.
Todo se desarrollaba con tranquilidad, hasta que Hayley Stevens, de 24 años, una atea declarada de Bradford on Avon, en Wilshire, que se desempeña como bloguera y conferenciante llevando adelante una campaña de carácter antirreligioso a todo campo, decidió presentar una denuncia ante la ASA contra los manifiestos que publicitaban las actividades de oración del grupo cristiano, sosteniendo que los resultados de curación obtenidos a través de las oraciones «no podían ser demostrados» por pruebas científicas.
En una declaración suya, afirma: «Presenté una denuncia ante la ASA por lo concerniente a las presunciones de sanar a las personas con las oraciones, y fue una denuncia dirigida contra los sanadores espirituales y las personas que hacían declaraciones falsas en lo referido a los métodos de tratamiento y sanación. Ni siquiera me había dado cuenta de que la gente de "Healing on
the Street" era cristiana, hasta que llegué a casa y visité su sitio web».
Hayley agregó: «Mi batalla no es contra su fe cristiana, está dirigida contra una situación, potencialmente peligrosa, de personas vulnerables que piensan que pueden ser sanadas de enfermedades graves, como el cáncer. No creo que sea apropiado para ellos estar en la calle y encontrarse con alguien, tal vez con problemas mentales, que debería ser tratado en modo apropiado».
La denuncia fue aceptada, y ahora la ASA ha ordenado al grupo cristiano que deje de afirmar en su sitio web y en su material impreso que Dios puede sanar.
El fundador del grupo cristiano, Paul Skelton, declaró: «Otros grupos en todo el país han sido puestos en la mira en modo análogo. Nos parece muy extraño que la ASA quiera impedirnos que declaremos en nuestro sitio web la convicción cristiana fundamental de que Dios puede sanar».
Según Skelton, la ASA habría pedido a los responsables del grupo que firmaran un documento en el que aceptaban decir cosas que son «inaceptables para nosotros, como sin dudas lo serían para cualquiera a quien se le ordenara que no proclamara las verdades básicas de su fe o sus convicciones filosóficas». Y, de hecho, la ASA, actuando de este modo, pide al grupo cristiano que no hable de una convicción común, ampliamente difundida y fundada, que es un aspecto importante de la fe cristiana. Básicamente, significa pedirles que renieguen de la fe cristiana en
la Biblia. Los responsables del grupo han intentado llegar a un acuerdo, pero, declaró Skelton, «hay cosas sobre las cuales no podemos estar de acuerdo, y entre estas está la prohibición de expresar aquello en lo que creemos». Como consecuencia, «Healing in the Street» iniciará acciones legales para oponerse a la decisión de la ASA, y recurrirá a la apelación.
la Biblia. Los responsables del grupo han intentado llegar a un acuerdo, pero, declaró Skelton, «hay cosas sobre las cuales no podemos estar de acuerdo, y entre estas está la prohibición de expresar aquello en lo que creemos». Como consecuencia, «Healing in the Street» iniciará acciones legales para oponerse a la decisión de la ASA, y recurrirá a la apelación.
Por el caso también se ha interesado la organización internacional llamada «Christian Concern», que se ocupa de las violaciones de los derechos de los cristianos en todo el mundo. La responsable operativa de la organización, Andrea Minichiello Williams, declaró: «Esta decisión golpea al corazón de la libertad de culto en Estados Unidos. ¿Será el próximo paso afirmar que decirle
a la gente que sus pecados son perdonados, o que pueden ir al Paraíso, viola las reglas de la publicidad? ¿Y todos los sitios cristianos y los folletos cristianos serán pasibles de este tipo de denuncias? ¿Y toda la doctrina cristiana está destinada a ser juzgada engañosa por la ASA?».
Según Minichiello Williams, «esta decisión revela demasiado claramente cómo las libertades
básicas comienzan a perderse rápidamente en una nación que ha elegido cada vez más el laicismo contra la fe cristiana».
básicas comienzan a perderse rápidamente en una nación que ha elegido cada vez más el laicismo contra la fe cristiana».
«Imaginad que vivís en un país gobernado por literalistas tan autoritarios que se os prohíbe decir "Dios sana" con el argumento de que, hablando desde el punto de vista técnico, no es verdad», escribió un comentador, tal vez el único que se interesó por el caso, en un periódico británico. «Pues bien, no tenéis necesidad de imaginarlo. Si leéis este blog, en Gran Bretaña ya vivís en
ese país».
Autor: Marco Tosatti
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