viernes, 27 de enero de 2012

LA NARANJA


Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios.

Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que
subiera a la plataforma.

Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas,
pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Dios aceptó la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.

El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la
naranja en silencio, al término de lo cual, se la comió.

Se volvió al
conferencista y le preguntó: “¿Estaba dulce o agria?”

“No me pregunte tonterías”, respondió el orador con señales evidentes de enojo; “¿Cómo puedo
saber el gusto si no la he probado?”

Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces:
“Y ¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?”

Romanos 14:11 “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.”

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