¡Señor Mío!, Te adoro y beso cada una de Tus Sagradas Llagas con un ¡GRACIAS!
por tanto que me das en la vida.
¡Gracias Señor!, porque no miras la impiedad humana que borra Tu Nombre hasta de su corazón.
¡Gracias Señor!, porque aun cuando caminamos con el corazón distraído y colmado de amarguras, continúas mendigando amor.
¡Gracias Señor!, porque aunque tropiece me dices: “MI AMOR ES LA MÁS
GRANDE SABIDURÍA”.
¡Gracias Señor!, porque me dices que la humildad no es abatimiento sino fuerza para ser un eco de Tu Voz.
¡Gracias Señor!... Poderoso, Glorioso es Tu Nombre en el Cielo y adorado en la Tierra por Tu Pueblo.
¡Gracias Señor!, porque quien Te invoca es escuchado. Porque el fiel recibe su recompensa y ante Tu Nombre el infierno huye.
¡Gracias Señor!, porque me llamas por mí nombre y me dices que no me detenga PORQUE TÚ ESTARÁS SIEMPRE CONMIGO.
Amén.
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