Pbro. Dr. Pablo Prieto
Puntos de meditación sobre el nacimiento e infancia de Nuestro Señor.
Puntos de meditación sobre el nacimiento e infancia de Nuestro Señor.
NO HABÍA SITIO EN EL MESÓN == El espacio y el tiempo son inventos del amor. Quien ama hace sitio, quien ama saca tiempo.
Delante de un bebé es imposible fingir. Ante una cuna el teatro del mundo suspende su función, y cada cual deja el personaje que representa para ser sencillamente quien es.
Y si esto vale para todo niño, ¿cuánto más para Aquel que HA SIDO PUESTO A FIN DE DESTAPAR LOS PENSAMIENTOS DE MUCHOS CORAZONES (Lc 2, 34-35)
Deja, por tanto, todas tus máscaras fuera del Portal y entra a cara descubierta: MIRADLO Y QUEDARÉIS RADIANTES Y VUESTRO ROSTRO NO SE AVERGONZARÁ (salmo 33, 6).
Y LO ENVOLVIÓ EN PAÑALES (Lc 2, 7) == María no sólo envuelve el cuerpo de Jesús, sino su biografía, desde el pesebre al sepulcro. Los pañales y la mortaja son los extremos de un único lienzo con que María abarca a su Hijo en el espacio y el tiempo, y lo mantiene en su corazón.
Y LO ENVOLVIÓ EN PAÑALES (Lc 2, 7) == Envolverlo es prepararlo como un regalo de Navidad. Con este gesto María anticipa y resume lo que será toda la vida de su Hijo: darse.
Pesebre: comedero de animales. A nosotros, toscos y rudos como ese buey y esa mula, Jesús nos dice: “cómeme”.
“Por debajo del arco del portalico se descubre a María, José y el Niño…” “Asómate a la ventana y verás…”; == Los villancicos hablan de asomarse al Portal como a hurtadillas, espiando tras las puertas, fisgando por las esquinas y ventanas, con una mezcla de curiosidad y veneración, ¿por qué será?
El montañero se asoma al abismo imponente; la chica, al balcón donde le aguarda su novio; el niño, ante el escaparate de las golosinas… Hay cosas demasiado grandes, hermosas y dulces para verlas de frente. Cuando están deslumbrados los ojos del corazón, los de la cara prefieren entornarse. Si nos asomamos es porque nos asombramos.
“Beben y beben y vuelven a beber / los peces en el río / por ver a Dios nacer” (villancico popular) == Me muevo a mis anchas en el río de la contemplación y nunca me canso. Me embebo del misterio de Belén, y esto que bebo aumenta mi sed de ver.
Ex carne salus, “de la carne proviene la salvación” (aforismo teológico) == Comenzando su vida terrena Jesús dice sin palabras lo mismo que dirá al final: LA PAZ SEA CON VOSOTROS, PALPADME Y VED QUE SOY DE CARNE Y HUESO (cf. Lc 24, 36-39). La carne bendita de Nuestro Señor es la revelación de su presencia, la prueba de su identidad y la garantía de su paz.
SIENDO RICO SE HIZO POBRE POR VOSOTROS, PARA QUE VOSOTROS FUESEIS RICOS POR SU POBREZA (2 Cor 8,9) == Encarnarse es vestirse Dios un traje de mendigo y así ofrecernos el Cielo como quien pide una limosna.
OH, DIOS, RESTÁURANOS, QUE BRILLE TU ROSTRO Y NOS SALVE (salmo 79, 4) == Una sola mirada puede colmar una vida. Enséñame tu cara, Señor, y diré con el anciano Simeón: YA PUEDES DEJAR A TU SIERVO IRSE EN PAZ, PUES MIS OJOS HAN VISTO… (Lc 2, 29). Porque verte es verme, y me veo viéndome ver: ¡la mirada de Dios se intercambia con la mía! En esta reciprocidad reside la salvación. Sin embargo no es posible si mi corazón no está tan limpio y dispuesto que aflore a mis pupilas: DICHOSOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS (Mt 5)
UN ÁNGEL DEL SEÑOR SE LES PRESENTÓ, Y LA GLORIA DEL SEÑOR LOS RODEÓ DE LUZ (Lc 2, 9) == No sólo rodeó a los pastores, sino también a las ovejas, a los aperos, a las vituallas, a la ropa, a los matorrales y hasta las mismas piedras: ¡todo el mundo se transfigura con la llegada del Redentor! En Navidad celebramos esta divinización de lo humano, que nunca cesa desde entonces. Y adornando nuestra casa queremos colocar nuestra vida ordinaria bajo este haz luminoso de Belén: nuestra pobre purpurina recuerda el foco de gloria de los ángeles, que todo lo enciende.
GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR (Gustate et videte quoniam suavis est Dóminus, salmo 33, 9) == Los dulces que tomamos estos días contienen este mensaje. GUSTAD Y VED: porque ves después de gustar: primero saboreas la humanidad de Jesús para entrever luego su divinidad. No te contengas, pues, ante este Dulce de Navidad, que no empalaga, envuelto por las manos primorosas de María…
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