"No te quedes sentado esperando que la montaña te hable, háblale de regreso".
Cuando hablamos de montañas o la Biblia habla acerca de montañas, habla acerca de problemas.
¿Cuántos tienen una montaña en sus vidas o una cordillera? A veces cuando pastoreamos nos frustramos porque queremos resolver las situaciones a nuestras ovejas, pero es imposible, lo que si podemos es predicar y enseñar la Palabra para que a través de ellas encuentren la solución de sus problemas.
Nos escriben creyendo que somos médicos, arquitectos, abogados, pero somos Pastores que les enseñamos a ser hacedores de la palabra de Dios.
Tal vez la montaña que estás experimentando, es un matrimonio que no está funcionando, o tal vez es una financiera, estás endeudado, o tal vez es un problema de salud, el médico no te dio una buena noticia. Pero cualquiera que sea tu montaña esa montaña se tiene que mover si tienes la fe.
Muchas veces lloramos la montaña, oramos la montaña, pero necesitamos estar haciendo lo que Jesús dijo en Marcos 11:23 "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho", en este versículo está tres veces el verbo "decir" cuando hay una misma frase en una porción corta de las escrituras es porque Dios quería hacer un énfasis especial, en un solo versículo Jesús nos dio la llave la clave para que se mueva la montaña: "hablarle", lo que tienes que estar haciendo con la montaña es ordenándole.
Deberías estar diciendo "te vas temor, no tienes autoridad para estar aquí", a la enfermedad "te vas de mi cuerpo en el nombre de Jesús", deberíamos estar ejerciendo autoridad sobre las cosas que Jesús nos dijo que le ejerciéramos. No me puedes decir que eres una persona con fe para mover montañas pero eres mudo.
La característica número uno de la persona de fe, es que le habla a la montaña. No te quedes sentado esperando que la montaña te hable, háblale de regreso. No es una coincidencia que Dios escogió una montaña para representar nuestros problemas, porque ellas son grandes y parecen permanentes. Han sido tanto los años de padecer con lo mismo que parece una montaña. Pero cuando le hablas empieza a retroceder y a desintegrarse por dentro.
Cuando hablas palabra de fe, sobre tu situación o problema, entonces tú aparentemente no ves nada, pero hay un reino invisible, lo hecho fue hecho de lo que no vemos, creemos que no existe un reino invisible, pero este reino es muy movido, cuando hablas la Palabra de Dios, dando órdenes a esa montaña, todo el reino de Dios comienza a ponerse a tu favor, comienzan a ordenarse para que tu cumplas tu propósito divino. El reino de Dios se mueve a favor de aquellos que hablan como Él. Dios se mueve cuando te ve en posición de fe. Tú no vas solo, vas en la autoridad del hijo de Dios, el poder de Jesús te respalda, Su sangre, todo el reino de Dios se pone a tu favor para respaldarte, el diablo comienza a temblar.
¿Cuánto tiempo pasara? No sé pero si te puedo decir que se moverá y se echara al fondo del mar.
Recordemos cuando Jesús le habló a la higuera y dijo "nunca nadie coma de ti frutos", al día siguiente los discípulos se dieron cuenta que la higuera estaba seca, Jesús les dijo "cuando yo hablo aparentemente no está pasando nada". Cuando Jesús habla o cuando tú hablas las palabras de Dios, los problemas son tratados desde la raíz.
Cuando hablas a la montaña aparentemente no está pasando nada, pero todo el reino espiritual se está alineando, la palabra de Dios en la boca de Dios tiene la misma autoridad de la palabra de Dios en tu boca. Si va a funcionar, porque cuando Jesús habla el problema es atacado de raíz. Si tú no le hablas a la montaña ella te hablará a ti, en la mañana, en la noche, en sueños, ella no se va a quedar callada y cada vez se hace más grande, deja de estar contando a todo el mundo de tu montaña, háblale a la montaña, ordénale que se quite, que se vaya. Los ángeles de Dios están peleando a tu favor, hay un tiempo para orar pero hay un tiempo para hablarle a la montaña.
Decreta, ordena, y esa montaña se tiene que mover. TENIENDO FE PARA MOVER MONTAÑAS.
La única voz que tu montaña reconoce es la tuya. Ella no se mueve con mi voz sino con tu voz, mis problemas no tiene voz, no tienen oído, si tienen porque te hablan todo el tiempo "vas a fracasar" "no vas a tener con que pagar", "tu familia se va a acabar", pero es tiempo que tú le hables a ellos, "no voy a morir sino que voy a vivir" “seremos una familia constituida en la palabra de Dios". La fe tiene que salir por nuestra boca, proviene del corazón pero se desata con la boca.
La única voz que tu montaña reconoce es la tuya. Ella no se mueve con mi voz sino con tu voz, mis problemas no tiene voz, no tienen oído, si tienen porque te hablan todo el tiempo "vas a fracasar" "no vas a tener con que pagar", "tu familia se va a acabar", pero es tiempo que tú le hables a ellos, "no voy a morir sino que voy a vivir" “seremos una familia constituida en la palabra de Dios". La fe tiene que salir por nuestra boca, proviene del corazón pero se desata con la boca.
Tienes que hablarlo para que lo puedas ver. Si quieres saber cómo va a ser tu vida en cinco años, mira lo que estás hablando hoy. ¿Qué estás hablando?, ¿enfermedad, angustia? ¡No! yo voy a ver la bendición, percibo que va a ser un año de bendición, voy a tener que contratar más empleados, no me voy a enfermar ningún día. La gente quiere vivir bien pero habla mal.
¿Le va a empezar a hablar a la montaña? ¿O quiere que hagamos una fiesta con las montañas y todos hablamos de las montañas? ¿O empezamos a ordenarles que se muevan y que nos dejen pasar a nuestro propósito divino? Yo soy un conquistador no un perdedor, soy más que vencedor no un vencido. Háblele a sus montañas. Háblele a las cosas que quiere comprar, la casa que quiero comprar tiene que tener oídos, quien me dijo que le hablara a las montañas fue Jesús, si él dijo yo lo hago y tiene que funcionar. Nos van a tratar como trataron a Jesús de loco, quizá te dirán: "mira este y que tiene carro y llega mojado", usted diga: ¡si pero es que no me lo han entregado! Las cosas que usted quiere tienen oídos. Yo le hablo a muchas cosas y he visto cómo funciona.
Recuerde la historia de David y Goliat, Goliat era un gigante, los hermanos de David eran guerreros habían sido convocados y estaban en la orden de batalla. David fue a llevarles comida a sus hermanos, y se encontró un campamento lleno de dudas, todo el mundo hablando del problema "es un gigante, tiene un escudo, una jabalina" pero David se paró y dijo "quien es este incircunciso… él no tiene el favor de Dios yo tengo el favor de Dios...", le decían que no podía porque era pequeño.
Pero él decía "tengo la autoridad en el nombre del Señor, si el Señor está conmigo ¿quién podrá estar en contra mía?", esta es un guerra de argumentos, aquí gana el que más argumentos tenga, y nuestro argumento es la Palabra de Dios, así que vamos a ganar esta guerra, las mujeres vamos a ganar esta guerra, porque nosotras hablamos, y hablamos, pero no hable lo que no tiene que hablar, hable sobre sus hijos, su esposo, empiece a hablar la bendición que son, sobre su trabajo, sobre su futuro.
Goliat también despreció a David, esto fue lo que hizo David antes de derrotarlo, lo leemos en 1ra Samuel 17:46. Si quieres derrotar a tus gigantes antes tienes que hablarles. En la creación del mundo Dios no pensó, las cosas cambiaron cuando Dios empezó a decir "hágase la luz", "y dijo Dios, y dijo Dios", tienes que empezar a hacer lo que hizo Dios cuando todo estaba oscuro y vacío, habla tal cual como Dios lo hizo para que las cosas empiezan a surgir.
Si tienes una montaña hoy, no hay nada más poderoso que declarar tu victoria.
Ma. Paula Arrazola
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