MISSION-HOPE.COM PERMITE ASOCIARSE PARA OFRECER SU ENFERMEDAD PARA LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS
Fundado por Marcela de María y Campos, una consagrada que sufre esclerosis múltiple, esta página Web, que cuenta ya con más de 300 católicos asociados de todo el mundo, permite ofrecer el sufrimiento y la enfermedad por otras personas y dar, así, un sentido profundo al dolor.
(Jorge Enrique Mújica) Todo comenzó en 2001 cuando a Marcela de María y Campos, consagrada del Movimiento de apostolado Regnum Christi, le detectaron esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa e incurable.
«Yo soy muy cobarde para el sufrimiento y desde niña, cada vez que me ponían una inyección o me sacaban sangre, me desmayaba invariablemente. Cuando supe que el tratamiento para la enfermedad eran inyecciones y no sólo iba a inyectarme cada día, sino que tendría que hacerlo yo misma, pensé que si no lo hacía por alguien, con una intencionalidad apostólica, mi vida sería cada día más difícil», afirma Marcela de María. Pero lo que parecía un obstáculo se convirtió en una oportunidad magnífica para dar sentido al sufrimiento.
Marcela fue ofreciendo cada una de sus inyecciones por personas que necesitaban de sus oraciones al grado que, paulatinamente, comenzaron a lloverle peticiones de quienes sabían de lo que Marcela hacía. «Nunca me faltó una petición “urgente” que me recordara que mi sacrificio tenía mucho valor a los ojos de Dios, y si lo unía al de Cristo, Él lo bendecía infinitamente (…) Dios me permitió ver muchas veces frutos inmediatos de mi oración y me hizo palpar que verdaderamente mi sufrimiento está vinculado misteriosamente a la salvación de muchas almas», afirma Marcela.
Cada vez fueron más abundantes las peticiones que Marcela recibía así que decidió hacer su «costal», una «bolsa» donde echaba los nombres e intenciones de las personas por las que ofrecería sus sacrificios. Y después de 7 años, con las altas y bajas propias de su enfermedad, ha sido precisamente su amor a las almas lo que la ha animado a seguir adelante: «…el pensar en el cielo y saber que mi costal me necesita me ha dado la fuerza para seguir adelante con alegría». «Desde el primer día, Dios me dio la gracia de saber que esta enfermedad era un regalo y una oportunidad para santificarme y vivir de cara al cielo. Me atrevo a decir que, después de mi vocación a la vida consagrada, esta enfermedad ha sido el mayor regalo que Dios me ha dado», agrega Marcela.
Un testimonio internauta
Pero no todo ha quedado en un edificante testimonio de vida. Marcela entendió que este regalo de comprender la enfermedad como un don para los demás, este vivir con esperanza, no era sólo para ella. Así nació «Mission Hope», una organización internacional de católicos que ofrecen su sufrimiento y enfermedad para la salvación de las almas. De momento hay más de 300 personas y cualquier católico puede asociarse a través de:
donde es posible descargar el kit y conocer las bases.
«Mission Hope» es una oportunidad para redimensionar el dolor y el sufrimiento como misión de vida y forma de apostolado. O como dice uno de los testimonios que se pueden leer en el portal: «Para mí, Mission Hope es un apostolado para aprender a “dar” valor al sufrimiento, moral o físico; no hay que hacer nada “extra” sino tomar conciencia del poder de nuestro ofrecimiento unido al de Cristo». Palabras semejantes a las de la misma Marcela de María, quien afirma que «este estilo de vida no cambia la realidad, no cura a los que están enfermos ni devuelve a los seres queridos a quienes los han perdido, pero da un sentido cristiano al propio sufrimiento, el sentido que realmente tiene, y recuerda que la vida definitiva no es ésta, sino la eterna, y vale la pena invertirlo todo para alcanzarla y ayudar a que muchos otros la alcancen».
«Mission Hope» es una oportunidad para redimensionar el dolor y el sufrimiento como misión de vida y forma de apostolado. O como dice uno de los testimonios que se pueden leer en el portal: «Para mí, Mission Hope es un apostolado para aprender a “dar” valor al sufrimiento, moral o físico; no hay que hacer nada “extra” sino tomar conciencia del poder de nuestro ofrecimiento unido al de Cristo». Palabras semejantes a las de la misma Marcela de María, quien afirma que «este estilo de vida no cambia la realidad, no cura a los que están enfermos ni devuelve a los seres queridos a quienes los han perdido, pero da un sentido cristiano al propio sufrimiento, el sentido que realmente tiene, y recuerda que la vida definitiva no es ésta, sino la eterna, y vale la pena invertirlo todo para alcanzarla y ayudar a que muchos otros la alcancen».
Publicado el 26 Junio 2009
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