“Ya no soporto a mi marido. Cada día me drena, me explota y abusa de mí sin misericordia”.
¿Le parece familiar esta expresión? Sin duda.
Por mucho tiempo yo consideré las relaciones interpersonales como algo periférico, hasta que pude ver a través de la Biblia que las relaciones son vitales y determinantes entre los seres humanos. Dios es Dios de relaciones. La Biblia habla como Dios se paseaba y platicaba con Adán y Eva en el huerto del Edén. Todo funcionó de maravilla hasta que el enemigo de Dios y del hombre en forma de serpiente engañó al ser humano para llevarlo a desconectarse tanto de Dios como de su pareja.
Jesús dijo en Juan 10:10, “El Ladrón no vino sino para matar, hurtar y destruir (Yo agregaría: las relaciones) , pero yo (Jesús) he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (en las relaciones con Dios y los demás).
Una manera en que las relaciones se deterioran en el ser humano es a través de relaciones emocionalmente destructivas. Hay varios modelos o formas de relaciones emocionalmente destructivas, pero déjeme mencionar solo cinco para que las identifiquemos y las sepas manejas. Identificar estas formas es el primero paso para frenarlas.
§ Una relación es emocionalmente destructiva cuando hay alguna clase de abuso ya sea físico, sexual, verbal o emocional. Hay personas que parece disfrutar esa clase de abuso que imponen sobre sus allegados.
§ Una relación es emocionalmente destructiva cuando una persona en esa relación es sobre protectora o altanero o déspota aunque no sea abusivo en las formas mencionadas anteriormente.
§ Una relación es emocionalmente destructiva cuando existe engaño, mentira, escondiendo información, o cuando pretende mostrarse ante los demás como lo que realmente no es, en otras palabras usando máscaras.
§ Una relación es emocionalmente destructiva cuando una persona es continuamente dependiente de sus necesidades emocionales, sociales, relacionales, espirituales o económicas al grado de caer en extrema ansiedad o preocupación.
§ Una relación es emocionalmente destructiva cuando hay un patrón de indiferencia o negligencia hacía los pensamientos, sentimientos o el bienestar de la otra persona involucrada en esa relación.
¿Identifica alguna relación cerca de usted en alguno de estos modelos? Quizás me pregunta. ¿Qué puedo hacer para hacer cambios en esta situación? Lo primero que le diría es que la única persona que puede hacer un cambio, no es el otro, sino usted. Dios te ha dado una dignidad que es un regalo y necesitas comenzar a ver que eres una persona en la cuál Dios ha puesto y derramado sus gracias, misericordia y amor. Necesitas comenzar a ver lo que Dios ha puesto en ti aunque los demás no lo quieran ver y comenzar a manejar las situaciones que se están presentando en esa relación, aprender a manejar la crítica o la indiferencia o el abuso del otro sin permitir que el otro te manipule.
Aprenda a hablar. No guarde silencio pero tampoco se enfrasque en una discusión sin sentido. Exprese sus sentimientos con firmeza y respeto, aunque la otra persona no lo haga. Recuerda que Dios te ha dado toda autoridad en Jesús.
Parece firme y aprende a decir con autoridad. “Pare eso ahí”. “Si tu no me respetas yo si quiero respetarme a mi mismo”. Pararse firme significa decidir el camino de la justicia, la verdad, la paz verdadera. Además de eso estamos parándonos firmes ante el pecado, el abuso, la mentira, la manipulación y al abuso del poder y de los privilegios.
Jesús lo hizo en Mateo 23 cuando les habló con firmeza a los fariseos y les dijo palabras fuertes como “Sepulcros blanqueados” y “Generación de víboras”. La diferencia en sus palabras era la autoridad que las acompañaba.
Si después de esto la persona abusiva no cambia entonces el último paso es hacerse a un lado y no prolongar más la agonía. Sé que esto suena duro especialmente en una cultura o sociedad donde nos han enseñado a callar, sufrir en silencio y aceptar que somos víctimas, pero esto no lo encontramos en la Palabra de Dios. Dios mismo en el Antiguo testamento al ver el abuso, la rebelión y el engaño de su pueblo Israel, no los dejó solos.
No significa que dejemos de amar a esa persona, pero como dice el Dr. Dobson en uno de sus libros: “El Amor es Duro”… y hay que demostrar que no somos blandos sino firmes.
Jesús habló de esto en Mateo 18: 15-17. “Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo”.
Dios te ha llamado a Paz, Libertad y Amor y a que vivas en abundancia no para ser un esclavo de quién es emocionalmente destructivo.
Dr. Serafín Contreras Galeano
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