Un banquero inversionista americano, estaba en el muelle de un pueblito caribeño, cuando llegó un bote con un sólo pescador.
Dentro del bote había varios atunes amarillos de gran tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y entre ellos se suscitó el siguiente diálogo:
§ Americano: “¿Cuánto tiempo le ha tomado pescarlos?”
§ Pescador: “Sólo poco tiempo”
§ Americano: “Y… ¿por qué no permaneció más tiempo y sacaba más pescados?”
§ Pescador: “Porque tengo lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de mi familia”
§ Americano: “Pero… ¿qué hace usted el resto del tiempo?”
§ Pescador: “Después de pescar, descanso un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi mujer María. Voy al pueblo por las noches donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. ¡Tengo una vida ‘placentera y ocupada’”
§ Americano: “Soy un MBA de Harvard y podría ayudarlo. Debería gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, después con las ganancias podría comprar varios botes, y eventualmente tendría una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podría hacer directamente a un procesador, y eventualmente abrir su propia procesadora. Podría así mismo controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pequeño pueblito e irse a La Capital, donde manejaría su empresa en expansión”
§ Pescador: “Pero… ¿cuánto tiempo tarda todo eso?”
§ Americano: “Entre 15 y 20 años”
§ Pescador: “Y… ¿luego qué?”
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte:
§ “Cuando llegue la hora debería anunciar un IPO (Oferta Inicial de Acciones) y vender las acciones de su empresa al público. Se volvería rico… tendría millones”
§ Pescador: “Millones… ¿y luego qué?”
§ Americano: “Luego se puedes retirar. Se mueve a un pueblito en la costa donde puede dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus hijos, hacer siesta con su mujer, caer todas las noches al pueblo, tomar vino y tocar guitarra con sus amigos”
§ Pescador: “¿Acaso eso no es lo que tengo ya?”
Moraleja: Cuantas vidas desperdiciadas buscando lograr esa felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La felicidad consiste en amar lo que tenemos.
§ Americano: “¿Cuánto tiempo le ha tomado pescarlos?”
§ Pescador: “Sólo poco tiempo”
§ Americano: “Y… ¿por qué no permaneció más tiempo y sacaba más pescados?”
§ Pescador: “Porque tengo lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de mi familia”
§ Americano: “Pero… ¿qué hace usted el resto del tiempo?”
§ Pescador: “Después de pescar, descanso un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi mujer María. Voy al pueblo por las noches donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. ¡Tengo una vida ‘placentera y ocupada’”
§ Americano: “Soy un MBA de Harvard y podría ayudarlo. Debería gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, después con las ganancias podría comprar varios botes, y eventualmente tendría una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podría hacer directamente a un procesador, y eventualmente abrir su propia procesadora. Podría así mismo controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pequeño pueblito e irse a La Capital, donde manejaría su empresa en expansión”
§ Pescador: “Pero… ¿cuánto tiempo tarda todo eso?”
§ Americano: “Entre 15 y 20 años”
§ Pescador: “Y… ¿luego qué?”
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte:
§ “Cuando llegue la hora debería anunciar un IPO (Oferta Inicial de Acciones) y vender las acciones de su empresa al público. Se volvería rico… tendría millones”
§ Pescador: “Millones… ¿y luego qué?”
§ Americano: “Luego se puedes retirar. Se mueve a un pueblito en la costa donde puede dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus hijos, hacer siesta con su mujer, caer todas las noches al pueblo, tomar vino y tocar guitarra con sus amigos”
§ Pescador: “¿Acaso eso no es lo que tengo ya?”
Moraleja: Cuantas vidas desperdiciadas buscando lograr esa felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La felicidad consiste en amar lo que tenemos.
“Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”
¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO… NO UN DESTINO!
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