viernes, 23 de enero de 2009

EL EGO


Un científico descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.

Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.

El Ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo. Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagema.

Regresó de nuevo y dijo:
§ "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto"
El científico pegó un salto y gritó:
§ Imposible! ¿Dónde está el defecto?"
§ "Justamente aquí - respondió el Ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo - todo lo que hace falta para descubrir al "ego" es una palabra de adulación o de crítica"

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