Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta.
Al abrir la puerta como sorpresa encontró al diablo quien lo agarró del pelo, lo pateó y luego se fue.
Y dijo el muchacho: ¿Qué debo hacer?
De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó: ¡Si Él está en mi casa, el diablo no va entrar!
Entonces lo invitó a pasar, le mostró la casa y le dijo: ¿Puedes venir mañana cuando el diablo pase por aquí?
Y Jesús le dijo que sí…
Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa…
El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una paliza.
El joven molesto fue donde Jesús y dijo: Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme?
Y Jesús contestó: Yo solo vivo en tu casa, en mi cuarto. Mientras no estés en mi cuarto no te puedo defender.
Entonces el joven reflexionó un poco y dijo: De hoy en adelante esta es tu casa, yo estaré aquí como invitado… si me lo permites… y así fue.
Al otro día tocan nuevamente la puerta - pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta pues ya no era el dueño de la casa -, al abrir Jesús la puerta, el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa.
REFLEXION
Queridos amigos, como consejo quiero decir que no es suficiente el decir dentro de nosotros que Jesús vive en nuestro corazón, tenemos que entregar de corazón nuestra vida para que Él pueda actuar por nosotros.
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