El cardenal Scönborn habla de los "signos sobrenaturales" que recibió sobre el argentino antes del Cónclave y después en la Capilla Sixtina.
El arzobispo de Viena, Christoph Scönborn, afirmó hace algunos días que recibió personalmente dos “signos fuertes” sobre el hecho de que el cardenal Jorge Mario Bergoglio era el elegido para el trono de Pedro.
El purpurado austriaco, alumno de Joseph Ratzinger y considerado como uno de los “papables” durante el último Cónclave, habló de la elección de Francisco en Londres, durante una conferencia ante 5 mil personas en el Royal Albert Hall, organizada por la Holy Trinity Brompton Church, en donde celebró la misa siguiendo el rito antiguo.
Scönborn dijo que solo un evento sobrenatural es capaz de explicar la velocidad con la que fue elegido el purpurado argentino, que no figuraba entre los candidatos más fuertes según los análisis de muchos vaticanistas.
El arzobispo de Viena explicó que el 12 de marzo por la tarde, cuando el Cónclave ya había comenzado, ninguno de los cardenales sabía quién habría sido elegido: “Fue una experiencia extraordinaria del Espíritu Santo… Nosotros fuimos guiados por el Espíritu Santo hacia este hombre que estaba sentado en el último rincón de la Capilla Sixtina: este hombre es el elegido”.
Schönborn añadió: “yo recibí dos señales fuertes: de una puedo hablar, de la otra no, porque sucedió en el Cónclave. Se trata de verdaderas señales a través de las que el Señor me indicaba que era él”. El cardenal explicó que después de la misa ‘pro eligendo Pontifice’, celebrada por los purpurados en San Pedro el 12 de marzo por la mañana, se encontró con una pareja de amigos latinoamericanos.
“Me los encontré afuera de la Basílica y les pregunté: ‘ustedes que tienen al Espíritu Santo, ¿pueden darme un consejo para el Cónclave que va a empezar dentro de pocas horas?’. La mujer me susurró al oído: ‘Bergoglio’, y esto me sorprendió mucho: si estas personas dicen ‘Bergoglio’, será una indicación del Espíritu Santo”.
Una segunda señal llegó durante las horas del Cónclave, que concluyó al día siguiente, el 13 de marzo. “Estoy seguro -dijo Scönborn- de que muchos de nosotros recibimos señales semejantes en el Cónclave, porque de lo contrario no habría sido posible llegar a la elección tan rápidamente”.
Las palabras del arzobispo de Viena ayudan a entender la dinámica de lo que sucedió dentro de la Capilla Sixtina; debido a su formación (la pertenencia al grupo de “Communio”) y a sus relaciones de amistad, Scönborn era considerado como uno de los posibles electores de “papables” como los cardenales Angelo Scola, arzobispo de Milán, o Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos. En cambio, parece ser que desde las primeras votaciones tenía las ideas muy claras sobre el purpurado argentino.
Andrea Tornielli
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