Era negra noche. Cuando entraron en la casa no se veía absolutamente nada. El joven seguidor fue tanteando la pared hasta que encontró el interruptor. Entonces se hizo la luz.
El Anacoreta dijo entonces:
- Mira. Esta lámpara es como la oración. ¿Existía la habitación antes de encenderla? Claro que sí; pero no la veíamos. La oración es la luz que nos permite ver a Dios. Él está ahí, pero muchos no lo ven, y, por ello, piensan que no existe. Falta la luz de la oración. De la verdadera oración, no la repetición simple de fórmulas, sino la unión afectiva a Dios. Fe y oración están unidas. Si fortalecemos nuestra oración, aumentamos nuestra Fe. Si vamos dejando la oración, nuestra Fe se hace cada vez más débil...
Miró al joven seguidor y concluyó:
- La Cuaresma es un buen momento para profundizar en nuestra oración.
Joan Josep Tamburini
1 comentario:
Guauuu!!! que hermoso post,me llego en un momento de bastante tristeza.
Senor aumenta mi Fe,Tu eres todo para mi...a donde ire Senor,si tu tienes palabras de vida eterna.
Mil gracias.
Un abrazo,mil bendiciones.
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