Las grandes oportunidades se presentan ante ti, en el momento exacto cuando utilizas al máximo tus dones y talentos.
A través de esta charla aprenderás: 1. La diferencia entre casualidad y oportunidad. 2. La oportunidad es algo que uno mismo se otorga.
¿Crees en las casualidades? En realidad Dios dispone las cosas y las circunstancias, de acuerdo a su voluntad a fin de cumplir sus propósitos, ni siquiera un pájaro cae en tierra si no es por voluntad del Creador (Mateo 10:29).
La casualidad, es un evento circunstancial que se realiza sin nuestra participación, en cambio la oportunidad está basada sobre un fundamento sólido llamado esfuerzo propio.
Cuando decimos frases como"...este joven tiene mayores oportunidades que aquel otro..." o "...este grupo de estudiantes tiene mayor oportunidad de progresar en la vida, que aquel otro grupo..." lo decimos porque seguramente vemos en aquellos que tendrán oportunidades, una mejor preparación, tal vez son más aplicados, o más inteligentes, es decir tienen una característica que los diferencia de los demás, y esta característica les abre la puerta a las grandes oportunidades, y esto no es producto de la mera casualidad. Las grandes oportunidades se presentan ante ti, en el momento exacto cuando utilizas al máximo tus dones y talentos.
En ocasiones cuando utilizas al máximo las habilidades, dones y talentos que Dios te ha dado, el puede preparar "circunstancias" favorables a fin de que puedas seguir avanzando y alcanzar tus sueños. Dios nunca dispone situaciones, contactos o abre puertas de oportunidad, a fin de concederte algo que no mereces o para lo cual no fuiste adiestrado. Para ilustrar este concepto, veamos una historia que se desarrolla en el libro de los Hechos cap. 15:36 -16:3.
San Pablo tuvo un desacuerdo importante con su compañero de trabajo Bernabé. Juntos desarrollaban un ministerio que consistía en fundar iglesias y luego afianzar o confirmar la fe de los nuevos creyentes. Deciden continuar con sus tareas, pero a partir de aquel desacuerdo, prefieren hacerlo en forma separada. Bernabé toma a Marcos, Pablo escoge a Silas, y cada equipo sigue desarrollando sus labores, pero en ciudades diferentes.
Luego de recorrer varias regiones, San Pablo comprende que hay mucho trabajo por hacer, y al no contar con la ayuda del experimentado Bernabé, es necesario agregar algún miembro al equipo de trabajo. Aquí es donde se presenta una gran oportunidad para todos los aspirantes de la época y esta oportunidad era, ni más ni menos, que formar parte del equipo ministerial del Apóstol San Pablo.
Pero a esta gran oportunidad solo pudo acceder el joven Timoteo. ¿Sera que quizás era el único joven disponible o aspirante que había en aquella región?, seguramente no. Creo que había muchos jóvenes cristianos en las iglesias de aquella región, pero solo el tuvo esta oportunidad debido a su buen testimonio, su fidelidad y el amor genuino que poseía hacia Dios y la iglesia. Sin duda había muchos voluntarios, pero pocos poseían las características de Timoteo, por tanto solo él califico y accedió a esta gran oportunidad. Dios preparo situaciones y actuó a través de las distintas circunstancias (el desacuerdo de Pablo y Bernabé, el visitar varias ciudades antes de llegar Listra, y reconocer la necesidad de un ayudante etc.) sin embargo la oportunidad fue algo que Timoteo se otorgó a sí mismo, desde el mismo momento que determino caminar junto a Dios en fidelidad y verdad.
Es posible que durante mucho tiempo te hayas esforzado en algo, y te hayas preguntado si valía la pena el esfuerzo, sobre todo cuando hay tantos a tu alrededor que no se esmeran por nada y no toman las cosas en serio. Querido amigo, no te desanimes, prosigue, sigue esforzándote, no es en vano tu dedicación y esfuerzo, tarde o temprano tendrás la recompensa.
Cuenta una historia que un carpintero estaba a punto de jubilarse, entonces le comunico a su jefe la decisión de dejar el negocio de la construcción, para así llevar una vida más placentera junto a su esposa y disfrutar juntos los últimos años de su vida. Su jefe lamento perder a su mejor empleado y antes de retirarse definitivamente de su trabajo le pidió como último favor, construir una casa más.
El carpintero accedió al pedido de su jefe, pero lo hizo de mala gana.
Comenzó a construir la última casa pero no puso el cuidado ni el esmero que durante tantos años caracterizo a todas sus obras. No observo los detalles, la construcción se veía desprolija, y los materiales utilizados eran de mala calidad. Finalizada la casa, el carpintero invito a su jefe a visitarla. Una vez terminada la recorrida el jefe entrego la llave de la casa a su empleado más querido, en un acto sencillo le dijo: “Querido amigo, esta casa es tuya, ES MI REGALO POR TODO EL ESFUERZO QUE PUSISTE EN LA EMPRESA DURANTE TODOS ESTOS AÑOS…". El carpintero con las llaves en sus manos y sus ojos llenos de lágrimas, por un lado agradeció el regalo y por el otro nunca se sintió tan avergonzado de haber cometido semejante error. Que desafortunada manera de terminar su carrera. Si él hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa seguramente la hubiese hecho con mayor entusiasmo y dedicación, pero ahora ya era demasiado tarde y no tenía otra opción que vivir en la casa que el mismo había construido y no de la mejor manera…
Muchas veces, también nosotros construimos nuestra vida de manera descuidada, reaccionando mal, cuando en realidad deberíamos poner nuestra mayor dedicación. No ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo, en nuestra familia o con nuestros a amigos, pero en algún momento tarde o temprano, nos damos cuenta que estamos viviendo en la casa que nosotros mismos hemos construido, si lo hubiéramos sabido antes, seguramente la habríamos hecho diferente.
Tu vida es esa casa en la que cada día clavas un clavo, levantas una pared o pones un techo, constrúyela entonces con sabiduría, esfuerzo y dedicación.
Al hacerlo sin duda estarás colocándote en una situación de privilegio, estarás situado en el lugar exacto donde corrientes de favor soplaran e impulsaran tu destino, el sitio donde los anhelos se cumplen y tus sueños se hacen realidad.
Por Mario Serrano
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