«Os doy un Mandamiento nuevo que os améis
mutuamente como Yo os he amado»
Es fácil guardar este Mandamiento si
comprendo que el mismo principio vivificante pasa por cada uno de nosotros y
que estamos unidos en Cristo por el Amor del Espíritu Santo – viviendo,
creciendo y desarrollándonos juntos.
Pensamientos que puedan ayudarme a vivir un
amor más profundo por mi prójimo.
Si no puedo excusar sus acciones, déjenme al
menos no juzgar sus motivaciones.
Debo soportar las faltas de los otros con
calma y amablemente teniendo en cuenta la viga en mi propio ojo.
Trataré de descubrir lo bueno en mi prójimo
aún cuando esto pueda ser ensombrecido por muchas faltas. Debo perseverar en
hacer el bien incluso frente a la ingratitud.
Me adaptaré a las mentalidades, preferencias
y necesidades de mi prójimo y adquiriré el hábito de escuchar.
Imitando a Cristo me sacrificaré
generosamente por el bien de otros.
Cuando alguien despierte mi cólera,
inmediatamente rezaré por ellos y recuperaré mi paz interior.
Por: Wilson
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