Durante la Audiencia General del miércoles.
Para la santa, como será "un siglo más tarde para otro gran santo, Tomás Moro ", la fe es la luz " que guía cada elección".
El Papa Benedicto XVI puso hoy de ejemplo a Santa Juana de Arco "para los laicos comprometidos en la vida política, sobre todo en la situaciones más difíciles", durante la tradicional audiencia de los miércoles que celebró en el Aula Pablo VI en El Vaticano ante de cerca de 4.000 personas.
En ese sentido invitó el Papa a leer el compromiso de Juana "para la liberación de su pueblo, entendido como una obra de justicia humana que cumple con caridad".
"Una mujer - recordó - con sólo 17 años, muy fuerte y decidida, que fue capaz de convencer a hombres inseguros y desanimados".
El Papa narró que Juana de Arco luchó para levantar el cerco inglés a la ciudad de Orleans y apoyó al futuro Rey Carlos, que recibió la corona de Francia en Reims.
Para Juana de Arco, como será "un siglo más tarde para otro gran santo, Tomás Moro" la fe es la luz "que guía cada elección" y "en Jesús se contempla toda la realidad de la Iglesia, sea la triunfante del cielo como la militante en la tierra".
Apresada por sus enemigos, Juana de Arco fue conducida a la ciudad de Rouen y sometida a un largo proceso judicial, siendo condenada a la hoguera el 20 de mayo de 1431, relató el Papa.
El Obispo de Roma evocó "el encuentro dramático entre Juana de Arco y sus jueces, que son eclesiásticos, teólogos de la Universidad de París, a los cuales - explicó - les falta la caridad y la humildad para ver en esta joven, acusada y condenada a la muerte terrible de la hoguera, la acción de Dios".
Sus jueces – dijo - "no supieron que acabaron condenando a una mujer santa".
"El suplicio se consumó en el viejo mercado - añadió - y Juana pide a un sacerdote que coloque ante la hoguera una crucifijo de procesión".
"Así murió mirando a Jesús Crucificado y pronunciando en voz alta el nombre de Jesús", relató.
"El nombre de Jesús invocado por nuestra Santa hasta los últimos instantes de su vida terrena, era como el continuo respiro de su alma, como el latido de su corazón, el centro de toda su vida", comentó.
Juana de Arco – prosiguió - había comprendido que "el amor abraza toda la realidad de Dios y del hombre, del cielo y de la tierra, de la Iglesia y del mundo (..) y con el voto de virginidad, consagra en modo exclusivo toda su persona al único amor de Jesús".
El juicio a Juana de Arco fue revisado a instancias del Papa Calixto III y fue declarada inocente en 1456, siendo canonizada en 1920 por Benedicto XV y nombrada santa patrona de Francia.
Efe
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