A MI SANTA MADRE MARIA
Antes vivía en un mundo de desconsuelo
desamparado y lleno de tormentos
me sentía abandonado
y mi corazón nada contento.
Un buen día descubrí tu existencia
sin embargo mi corazón estaba lejos de Ti
seguía abatido por el pecado
y el demonio seguía apoderándose de mi.
Hasta que un día lejos de mi tierra
a ti Virgen María en cuerpo y alma me Consagré
sentí tu presencia inmediata
y desde ahí, por siempre tuyo seré.
Aunque no merezco todo aquello
porque mucho en mi vida yo he pecado,
soy uno más entre los mortales
a quien Tú humildemente como hijo me has aceptado.
Por ratos el miedo me consume
el maligno con fuerza me quiere atacar
pero rezando tu Santo Rosario
protegido todo el tiempo voy a estar.
Protégeme Madre María, Dulce y Divina
no me desampares nunca, ni me hagas dar temor
pues con la Sangre de tu Hijo Amado
estaré siempre protegido, y seré grato a los ojos de Dios.
Virgen María Pura y Santa, Madre de todos nosotros
protégenos con tu Sagrado Manto
para que en esta vida de tormentos y pecados
te alabemos siempre con himnos y cánticos.
Dame el consuelo Madre Mía
de sentir tu presencia, a cada instante en mi mente
para que me acompañes todos los días
y estés presente a la hora de mi muerte.
Amen.
Antes vivía en un mundo de desconsuelo
desamparado y lleno de tormentos
me sentía abandonado
y mi corazón nada contento.
Un buen día descubrí tu existencia
sin embargo mi corazón estaba lejos de Ti
seguía abatido por el pecado
y el demonio seguía apoderándose de mi.
Hasta que un día lejos de mi tierra
a ti Virgen María en cuerpo y alma me Consagré
sentí tu presencia inmediata
y desde ahí, por siempre tuyo seré.
Aunque no merezco todo aquello
porque mucho en mi vida yo he pecado,
soy uno más entre los mortales
a quien Tú humildemente como hijo me has aceptado.
Por ratos el miedo me consume
el maligno con fuerza me quiere atacar
pero rezando tu Santo Rosario
protegido todo el tiempo voy a estar.
Protégeme Madre María, Dulce y Divina
no me desampares nunca, ni me hagas dar temor
pues con la Sangre de tu Hijo Amado
estaré siempre protegido, y seré grato a los ojos de Dios.
Virgen María Pura y Santa, Madre de todos nosotros
protégenos con tu Sagrado Manto
para que en esta vida de tormentos y pecados
te alabemos siempre con himnos y cánticos.
Dame el consuelo Madre Mía
de sentir tu presencia, a cada instante en mi mente
para que me acompañes todos los días
y estés presente a la hora de mi muerte.
Amen.
Con todo el amor del mundo: J. Antonio
Arequipa - Perú
Agosto 2009
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