Un pequeño muchachito estaba contándole a su abuelita cuan mal iba “todo”: la escuela, los amiguitos, problemas de salud, etc.
Mientras tanto la abuela estaba horneando un pastel. Entonces ella le preguntó a su nietecito si deseaba un bocado de algo, a lo que por supuesto él aceptó de inmediato.
-“Sírvete un poco de harina” - le dijo la abuela.
-“¡Uacala abuelita!” - contestó el niño.
-“¿Entonces que te parece servirte un par de huevos crudos?”
-“¡Ni loco! ¡Que feo!”
-“¿Entonces tal vez te gustaría probar un poco de aceite de cocina o de polvo de hornear?”
-“Abuelita, que te pasa. Todo eso es ¡Uacala!”
A lo que la abuelita respondió:
-“En verdad, todas estas cosas se ven muy mal por sí solas. Pero cuando todas ellas son mezcladas de manera correcta, de ellas nace un pastel delicioso”
Reflexión: Dios trabaja de la misma manera. Muchas veces nos preguntamos por qué Él permite que pasemos por momentos y circunstancias tan malos. Pero Dios sabe que ordenando todas estas cosas a Su manera perfecta, ¡éstas siempre obran para nuestro bien! Solamente tenemos que confiar en Él y, en su momento, las cosas malas que nos pasan ¡se convertirán en algo maravilloso!
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