Cuando yo era niño, siempre trataba de adelantarme a la sombra de mi cuerpo.
Yo no entendía por qué mi sombra siempre iba adelante. Una vez estaba corriendo cara al sol, y cuando miré hacia atrás vi que mi sombra estaba detrás de mí, y que se mantuvo atrás todo el tiempo.
Así es con el Sol de Justicia. La paz y la alegría irán contigo mientras vayas con el rostro hacia él, pero quienes dan la espalda al sol están en tinieblas todo el tiempo.
Vuélvete a la luz de Dios, y su reflejo ha de brillar en tu corazón.
Moody
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