Se cuenta la historia de gemelos idénticos.
Uno lleno de optimismo que a menudo solía decir:
-“¡Todo está saliendo color de rosas!”
Y el otro, un pesimista triste y sin esperanza que de continuo esperaba que sucediera lo peor.
Los padres preocupados por los gemelos los trajeron a un psicólogo, con la esperanza de que él pudiera ayudarlos a balancear sus personalidades. El psicólogo sugirió que en el próximo cumpleaños de los gemelos, los padres los pusieran en habitaciones separadas para abrir sus regalos.
-“Denle al pesimista los mejores regalos que puedan comprar - les dijo el psicólogo - y al optimista una caja de estiércol”
Los padres hicieron como se les dijo.
Cuando miraron a hurtadillas al gemelo pesimista, lo escucharon quejarse:
-“No me gusta el color de este juguete. ¡Apuesto a que este juego se va a romper! No me gusta jugar a este juego. ¡Conozco a alguien que tiene uno mejor que este!”
Atravesando de puntilla el pasillo, los padres miraron a hurtadillas y vieron a su hijo optimista, que con alegría tiraba al aire el estiércol. Se estaba riendo mientras decía:
-“¡No puedes engañarme! ¡Donde hay tanto estiércol, tiene que haber un caballo!”
Reflexión: ¿Cómo estas mirando la vida hoy? ¿Cómo un accidente que está esperando por suceder, o una bendición a punto de ser recibida?
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo. Ellos hacen lo mejor de las cosas.
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