Mucho de lo que hoy afirmamos sobre la Virgen María nacieron de Concilios. esos son los Dogmas Marianos.
Por: Sebastián Campos | Fuente: Catholic-link.com
Los católicos adoramos únicamente a Dios, pero pese al amor que le podemos profesar, nos
podemos sentir intimidados por Él e incluso pensar que es alguien distante a
nosotros, imposible de alcanzar.
Por ello es que, después de la Santísima
Trinidad, la Virgen María es
fundamental en nuestra vida de fe y en la historia del Cristianismo. Además de
su ejemplo de vida y de las muchas enseñanzas que podemos desprender de su
testimonio; su rol, los atributos que Dios le concede y su constante
intervención en medio de la historia, la convierten, no solo en un personaje
histórico digno de ser estudiado, sino que en algo mucho más grande. El
problema es que, al no ser una diosa sino una criatura, como todos nosotros,
muchos se han confundido y han puesto en duda quién es
realmente María. Por eso, la Iglesia a lo largo de los siglos, ha
ido desarrollando una rama de la teología que ha denominado “Mariología”.
La Virgen se ha manifestado a videntes y
personas que han recibido revelaciones y mensajes. Junto con eso, han habido
momentos en que Obispos, Cardenales y Papas se han detenido a reflexionar y
pedirle a Dios que nos ayude a comprender sus misterios, en particular los
relacionados a la Virgen María y mucho de lo que hoy afirmamos sobre la Virgen
María, nace de estas reuniones, los Concilios.
De ellos, hoy en día la Iglesia afirma que
existen Dogmas Marianos, es decir verdades de la
fe que son irrefutables y que forman parte de lo que creemos y de cómo debemos
vivir y celebrar nuestra fe, en particular, lo relacionado a la veneración
Mariana. Estos son muy importantes en nuestra experiencia espiritual, de
hecho se celebran con especial dedicación en el
calendario litúrgico y en
muchos países esos días son feriados.
Durante la historia de la
Iglesia se han discernido y decretado cuatro Dogmas Marianos:
- La Inmaculada Concepción de María
- La Virginidad Perpetua de María
- La Asunción de la Virgen María
- La Maternidad Divina de María
LA
INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
La concepción es el momento en el cual Dios crea
el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La
concepción es el momento en que comienza la vida humana. Cuando hablamos del
dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quién
obviamente, también fue concebido sin pecado.
El dogma declara que María "La bienaventurada Virgen María fue preservada
inmune de toda mancha del pecado original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente a los méritos
de Jesucristo Salvador del género humano" (Papa Pío IX).
Jesucristo, el Salvador prometido (Gen 2,15; Is
11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo,
libre de todo defecto o pecado (Fil 2,6-7), para que esto fuera así tendría que
nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y
moral.
Digamos entonces que Dios, como muestra de su
honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre
de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es
lo único que podría mancharla. Esto fue posible por los
Méritos de Jesucristo.
LA
VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA
La Perpetua Virginidad de María es el dogma
mariano más antiguo de la Iglesia, según el cual María fue virgen antes,
durante y después del parto y no tuvo otros hijos. Afirma la "real y perpetua virginidad incluso en el acto de
dar a luz el Hijo de Dios hecho hombre".
El en concilio de Constantinopla (año 553) le
otorgó a María el título de "virgen
perpetua" (aeiparthenos).
Santo Tomás de Aquino también enseñó esta
doctrina (Summa theologiae III.28.2) que María dio el nacimiento milagroso sin
abertura del útero, y sin perjuicio para el himen. Esta doctrina ya era un
dogma desde el cristianismo primitivo, habiendo sido declarada por notables
escritores como San Justino Mártir y Orígenes. El Papa Pablo IV lo reconfirmó
en el Cum Quorundam el 7 de agosto de 1555, en el Concilio de Trento.
"La escritura menciona
a unos hermanos y hermanas de Jesús. La Iglesia siempre ha entendido estos
pasajes como no referidos a hijos de la virgen María, en efecto, Santiago y
José, "hermanos de Jesús" (Mt
13, 55) son los hijos de una María discípula de
Jesús que se designa de manera significativa como "La otra María" (MT
28, 1). Se trata de parientes próximos a Jesús
según una expresión conocida del Antiguo testamento" (Catecismo de
la Iglesia Católica 500).
LA
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
"Finalmente, la Virgen
Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el
curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del
cielo y enaltecida por Dios como Reina del Universo, para ser confirmada más
plenamente a su Hijo" (Catecismo de la Iglesia Católica 966).
Este dogma fue proclamado por el Papa Pío XII el
01 de noviembre de 1950 por medio de la Constitución Munificentissimus Deus
decretando como solemnidad el día 15 de Agosto para su celebración en el
calendario litúrgico. En muchos países este día es feriado y para todos
nosotros es fiesta de precepto, es decir, asistir a la Eucaristía este día es
una obligación.
¿Por qué decimos
"asunción" de María y no "ascensión" como cuando hablamos
de Jesús? El Misterio de la Asunción consiste, dentro de
otras cosas, en que la Virgen María es elevada, ascendida, por ángeles, no por sus propios medios. Es decir, es Dios quien desea
preservarla al final de sus días; por eso históricamente se la ha retratado
rodeada de ángeles que la levantan entre nubes. Jesús en cambio, sube a los
cielos por sus propios medios, pues es Dios.
LA
MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
La Maternidad Divina es el fundamento del culto
Mariano. Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo, no es dos personas en una,
sino que una persona que integra estas dos naturalezas. María entonces, es
madre de Jesús en su integridad, siendo así Madre de Dios. Cerca de 200 obispos
se reunieron en el año 473 a discutir el tema y llegaron a la conclusión de que
“La Virgen María sí es Madre de Dios porque su
Hijo, Cristo, es Dios”. El Papa Clementino, en el concilio de Éfeso lo
expresó así: "Si alguno no confesare que el
Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen
es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea
anatema".
La Fiesta de “María,
Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente.
En las Catacumbas o antiquísimos subterráneos de Roma, donde se reunían los
primeros cristianos para celebrar la Santa Misa, se encuentran pinturas con
esta inscripción. Esta fiesta tiene la máxima categoría litúrgica, pues es una
Solemnidad, por lo tanto no solo es importante participar de la Eucaristía ese
día, sino que para los católicos es una obligación.
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