El
ayuno tiene grandes beneficios para el que lo practica, asegura el sacerdote
José Pedro Manglano.
El
sacerdote José Pedro Manglano es
uno de los autores de espiritualidad más leídos en España. Pero su estilo se
aleja de lo común y es provocador y directo, lo que le hace encajar muy bien
con los jóvenes, a los que ha dedicado gran parte de su tiempo y su ministerio.
Tras el éxito de Santos de copas Manglano presenta ahora Santos de carne, editado por Freshbook, donde muestra que la santidad se da en personas de carne y hueso, que disfrutan también de la vida y de los placeres que Dios ha dado al hombre.
Tras el éxito de Santos de copas Manglano presenta ahora Santos de carne, editado por Freshbook, donde muestra que la santidad se da en personas de carne y hueso, que disfrutan también de la vida y de los placeres que Dios ha dado al hombre.
“¡Somos de carne y
somos grandes! Dios nos quiere así, santos de carne, disfrutones de los
placeres de este mundo. La vida cristiana recorre un camino de transformación de nuestro
‘cuerpo de muerte’ en ‘cuerpo de gloria’, pero es siempre amante del cuerpo”, asegura Manglano con su estilo tan personal.
"LA VIDA CON DIOS
NO NOS ALEJA DEL CUERPO"
Y por
ello, explica que “la vida con Dios no nos aleja del cuerpo, no espiritualiza a los santos
en un proceso de desencarnación, sino que nos hace muy humanos, en una
progresiva transfiguración e integración de toda nuestra realidad. Si el pecado
separó carne y espíritu, la redención nos devuelve la unidad. Con la fuerza de
la resurrección, los cristianos descubrimos el núcleo espiritual que reside en
cada realidad material: el alma envuelve al cuerpo; nuestro cuerpo se va
transfigurando y el mundo deja de ser pesado; disfrutamos de todo y nada nos
esclaviza; amamos todo y no necesitamos nada; somos del mundo y vivimos como
extranjeros... Por toda la eternidad disfrutaremos de Dios con los cinco sentidos:
le veremos y escucharemos, le oleremos y tocaremos, gustaremos de Él... Nuestro
cuerpo será glorioso, sí, pero de carne. ¡Carne gloriosa!”.
POR QUÉ AYUNAR
Explicando
la vida cristiana con su tono provocador, Manglano dedica un capítulo al “ayuno”, que parece alejarse de tanta "carne" que aparece en el libro, pero
precisamente por ser un concepto vendido como anticuado e inútil, este
sacerdote explica su gran utilidad.
“El ayuno vuelve a
estar de moda”, afirma el
autor de Santos de Carne, que explica que “así ocurre en nuestra sociedad occidental habitualmente:
cuando los cristianos abandonamos –por olvido o por complejos- rasgos propios
de la vida cristiana, al cabo de un tiempo la sociedad los recupera,
sencillamente porque son vitales para tener vida de calidad. Después de décadas
de silenciar el ayuno por parecer trasnochado y negativo, nuestra cultura lo
recupera y lo propone sin complejos”.
Sin
embargo, el ayuno cristiano es muy diferente al que practican las celebrities y el que se propone en hoteles de
lujo, con tratamientos de Iniciación al ayuno.
Manglano da cinco razones para ayunar en las
que las relaciones con Dios, con el propio yo, con el mundo, con el sentido y
con el prójimo muestran la importancia de este ‘sacrificio’.
1. SANA NUESTRA RELACIÓN
CON NOSOTROS MISMOS: NOS HACE TOMAR CONCIENCIA
Ayunar
permite conocer la debilidad de la propia persona pues según explica Manglano “nos permite
tomar conciencia de nuestra debilidad: comprobamos que sufrir un poco de hambre
o falta de de sueño casi nos anula”. Se muestra así la
enorme dependencia que tenemos del alimento y del sueño por lo que ayunar “nos pone en nuestro lugar y nos ayuda a ser más
conscientes de nuestra impotencia”.
Actualmente, el hombre vive satisfaciendo todos sus deseos y además de manera inmediata y así ser como dioses. Por ello, “si tengo hambre, abro la nevera; si tengo sueño, me adormilo; si estoy enfadado, grito; si tengo sed, bebo; si estoy cansado, descanso”. “Con el ayuno, reconozco que soy humano, descubro mi debilidad y mi poder”, explica.
2. SANA NUESTRA RELACIÓN
CON DIOS Y NOS POSICIONA ADECUADAMENTE ANTE ÉL
El autor
de Santos de carne explica que Adán recibió el mandato del ayuno y
desobedeció rompiendo la relación plena y consciente con el Creador. Pero la
relación con Dios debe tener otra actitud y por ello “ayunar modifica nuestra relación con el Creador,
pues con el cuerpo doblado e inclinado nos alejamos de la cretina actitud
burguesa y somos capaces de ponernos ante el
Dios grande, que es el único que puede calmar nuestra hambre más profunda y
darnos el descanso que anhelamos”.
José Pedro Manglano tiene una dilatada experiencia en la evangelización
y atención espiritual a los jóvenes.
3. SANA LA RELACIÓN CON
EL MUNDO
El ayuno
ayuda, según Manglano, a “la integración y unidad
cuerpo-alma, y posibilita que el
Espíritu de Dios nos devuelva la sanación”. Para él, este ayuno “es la distancia entre mi yo y el mundo. Sind distancia,
me confundo con el mundo, lo devoro, lo consumo”.
Por ello, asegura que “aunque el ayuno no haga referencia necesariamente a la comida, el ayuno del resto de cosas no suple al ayuno por el que uno pasa hambre, ya que moderar el hambre es moderar el apetito fundamental para vivir, pues no es lo mismo el combate ascético de privarse de lo necesario y vital que privarse de lo superfluo, no es lo mismo educar el deseo de lo accesorio que educar el deseo de lo que es vital”.
Por ello, asegura que “aunque el ayuno no haga referencia necesariamente a la comida, el ayuno del resto de cosas no suple al ayuno por el que uno pasa hambre, ya que moderar el hambre es moderar el apetito fundamental para vivir, pues no es lo mismo el combate ascético de privarse de lo necesario y vital que privarse de lo superfluo, no es lo mismo educar el deseo de lo accesorio que educar el deseo de lo que es vital”.
4. PERMITE LA RELACIÓN CON EL SENTIDO: LA REVELACIÓN DE LOS SECRETOS
“Tertuliano afirma que el ayuno facilita la revelación de los secretos. El doctor Buchinger, pionero del ayuno terapéutico, sostiene que se aprecia una especie de desvinculación, de relajación de la convulsa estructura anímica, un esclarecimiento de su estado y una mayor sensibilidad. Esta distancia que mantenemos con respecto al mundo permite que el núcleo de las cosas salga a la luz y se recorra entonces un camino hacia uno mismo: se descubre un punto de apoyo interior, un metacentro, y nos abrimos al mundo interior”, escribe Manglano.
5. ENRIQUECE LA RELACIÓN
CON EL PRÓJIMO: VIVIR LA SOLIDARIDAD
El autor
pone como ejemplo a Santa Teresa de Calcuta, que durante su vida inculcó en las
personas que ayudaban a los pobres que sólo puede ayudarlos aquel que comprende
su pobreza. Por ello, considera que “sin
solidaridad ni se da la proximidad indispensable para ayudar sinceramente”.
El ayuno es, por tanto, “un modo de solidarizarse con el dolor ajeno” pues
“el alma está más despierta y sabe ayudar sin
humillar; está más despierta y sabe
descubrir la verdadera necesidad del otro”.
Ayunar
es doloroso y nada sencillo, de ahí las gracias que conlleva. Y Manglano
distingue tres fases:
1. La primera es ayunar y privarse de aquello que uno
se ha propuesto.
2. La segunda fase es la más complicada pues es cuando se siente la debilidad y se entra en crisis. Aquí se puede entrar en cierta oscuridad o sinsentido.
3. Si se persevera, esta fase dolorosa se supera y se empieza a disfrutar de una nueva libertad y puede vivir esa privación con serenidad, ya sea con comida, tabaco, redes sociales…
2. La segunda fase es la más complicada pues es cuando se siente la debilidad y se entra en crisis. Aquí se puede entrar en cierta oscuridad o sinsentido.
3. Si se persevera, esta fase dolorosa se supera y se empieza a disfrutar de una nueva libertad y puede vivir esa privación con serenidad, ya sea con comida, tabaco, redes sociales…
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