jueves, 6 de junio de 2013

¿QUÉ ES LA POSESIÓN?


Por el Padre Arnold Renz, SDS

Pruebas de la existencia del demonio: Ellas se encuentran en las enseñanzas de Cristo y en las Sagradas escrituras; en las enseñanzas del magisterio eclesiástico; en las enseñanzas de los Papas, representantes de Cristo, estas enseñanzas concuerdan: El demonio existe.

La acción del demonio: El demonio ejerce un gran poder, no apenas por su acción íntima sobre los hombres y por la tentación, para hacerlos caer en el pecado y apartarlos de Dios, más también por su dominio en determinadas personas a través de la posesión.

La Posesión: Aunque todavía no pueda ser probada ni confirmada por la ciencia (psicología) ella intenta ser estudiada, saliendo así de su competencia. Y su existencia tiene, en tanto, que ser aceptada. Lo mismo sacándola de las enseñanzas del Magisterio y de las Sagradas Escrituras, ella fue experimentada por Santos (Por Ej.: San Juan de La Cruz, o el caso de una Religiosa, La vida de Santa Teresa de Avila, o el Santo Cura de Ars y tantos otros). La historia de la Iglesia forma un gran número de casos de posesión, que no son aquí mencionados. Es preciso gran prudencia en la aceptación de ciertos casos de posesión, pues existen enfermedades psicológicas que se parecen mucho a posesiones. Hay diferentes fenómenos, o manifestaciones, que prueban la posesión. Lo más evidente es la aberración al Exorcismo hecho apenas mentalmente: Y es llamado “exorcismo probativus”. Mas lo mismo en este caso es posible que los demonios se escondan, que no se manifiesten y no reaccionen, eso prueba que hay posesión. Un factor importante y fornecido por el comportamiento delante de los objetos benditos, reliquias, agua bendita, medallas... mas, en este caso, no es preciso que la persona sepa previamente que los objetos están benditos. El comportamiento delante de agua vulgar y delante del agua bendita es una señal de presencia de los demonios. Ciertas personas tienen el dominio de distinguir el agua vulgar del agua bendita, mas su reacción no es una reacción furiosa. La reacción furiosa no se puede explicar de un modo natural.

Otra señal comparativa es el suceso de exorcismo. Citamos apenas un caso: las dos pequeñas posesiones de Illfurt (1). Esto demonios pudieron ser expulsados. Después de su expulsión, por exorcismos que se prolongaron durante dos años, los pequeños quedaron absolutamente normales.

¿El fracaso del exorcismo será una señal negativa? a) Si no hay realmente posesión, el exorcismo no puede resultar. En ciertos casos puede hasta perjudicar. b) Hay casos de posesión que tiene un objetivo particular: por ejemplo, la purificación de una persona que vive en el pecado o en el castigo para una vida de pecados, mas también hay especialmente casos de personas que se consagran al diablo. Tales casos son, en las mayores partes de las veces, largos y exigen un esfuerzo enorme de parte del exorcista, mas no son casos desesperados sobre todo si la persona tiene buena voluntad (el caso de Magda con el Padre Rodewyk). (2) c) Un caso particular de posesión y que se llama “posesión expiatoria”. Las personas en este caso no son personalmente culpadas. Pueden, por ejemplo haber sido maldecidas. ¿Por qué es que en uno o en otro caso la maldición da efecto y en otro no? Continúa siendo un misterio. Que ciertas personas aceptan sufrir por otras, tal disposición puede traducirse en posesión. La posesión obliga a un sufrimiento horrible. La historia muestra que los poseídos que sufren mucho tiempo, no llegan a viejos (el caso de los niños de Illfurt). Las posesiones que sufren por la humanidad, por la Iglesia o por determinados grupos de personas, por ejemplo, Sacerdotes. d) Cuando se consideran ciertos casos como, por ejemplo, el de Nícolas Wolf, de Rippertschwand, (3) y el de Altotting, (4) se puede pensar que estos casos tienen una misión especial para cumplir en la Iglesia: no sólo por los sufrimientos evidentes, mas también por sus revelaciones. Podríamos citar aquí el caso que es objeto de esta obra, como el caso Klingenberg (5) las revelaciones hechas en este caso deben ser consideradas un testimonio de auxilio para la Iglesia en estos tiempos difíciles que atraviesa. Estos casos resisten al exorcismo hasta que se cumplan determinados objetivos. El caso de Klingenbeg, el sufrimiento se prolongó hasta la conformación con Cristo y a la Muerte en la Cruz. Anneliese murió de hambre y de sed. El demonio declara en esta obra el propósito de Klingenberg: “Dios sometió a esta familia y a todos los que tomaran parte del asunto, a una prueba indecible. Él llamó a Si a esa pobre alma sufridora, para que terminara su martirio y pudiese gozar de Beatitud eterna”. Agregarán después “los mismo que ella (Anneliese) no fue elevada inmediatamente a la Eterna Bienaventuranza, quedó muy alta, muy alta” (10 de junio de 1977). La muerte de Anneliese fue permitida por Dios y no debida a un fracaso de exorcismo.

¿En qué y que es exactamente la posesión? En los casos de poseídos, los demonios no sólo toman posesión del alma de la persona, como es en el caso del pecado grave o “pecado mortal”, como también del cuerpo y de las formas físicas, psíquicas, de modo que las personas no pueden disponer libremente de su cuerpo, de su espíritu y de su voluntad. Otro demonio se apoderó de ellos. Las personas poseídas no pueden reaccionar contra los demonios y de lo que ellos quieren hacer por su intermedio. No en tanto, una punta de inteligencia, es más profunda, y la voluntad, no puede oponerse a todo el mal que los demonios quieren imponer. En este caso, las personas no cometen ninguna falta, todavía menos se puede hablar de culpas, si durante la “crisis”, o después de ella, las personas no recordaban nada. Fue el caso, por ejemplo, de las niñas de Illfurth que, en al terminar nada recordaban de lo que había ocurrido durante la posesión. Muy especialmente, los caso de “posesiones expiatorias” a lo que se da en llamar de posesión lúcida, esto es, la persona poseída sabe totalmente o en parte, lo que se hace y dice. En estos casos estamos delante de un sufrimiento inmensamente penoso, que es soportado en pleno conocimiento.

Causas de posesión: Resumiendo: Puede haber un pecado grave que les abre las puertas a los demonios. Puede acontecer que las personas se entreguen al demonio por un pacto asignado con su propia sangre (como es el caso de una religiosa, la vida de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz) que esas personas se entreguen a prácticas ocultas que tengan una intención especial: reparación o algo semejante.

La posesión y la ciencia: Satanás y la posesión pertenecen a lo sobrenatural. La Ciencia no tiene acceso a lo sobrenatural. Ella se ocupa de los fenómenos. Si la Ciencia discute sobre Satanás o sobre la posesión, ultrapasa los límites de su competencia y no merece crédito. Lo mismo se puede decir en cuanto a la psicología y a la medicina. Es razonable y hasta aconsejable, cuando se desconfía que hay posesión, pensar en primer lugar, en las causas naturales y también en las dolencias psíquicas. Mas, la razón exige que se atienda la posibilidad de una posesión. Un examen cuidadoso del caso, debe establecer las causas del estado de la persona. El fracaso de la medicina en el tratamiento del caso, puede ser una señal de posesión. Cuando la Ciencia desiste, y es preciso que el camino quede abierto al exorcismo, el remedio presentado por la Iglesia, conforme a las órdenes de Cristo: “Expulsad a los demonios” (Mt.10, 8). El error, según el cual Cristo estaría condicionado por la mentalidad de su tiempo, relativamente los demonios, contradicen a Su Divinidad y debe ser rechazado.

¿La Posesión es una enfermedad? Fundamentalmente la posesión no es una dolencia; no en tanto, puede atribuírsele a una dolencia. Muchas veces, las enfermedades de los poseídos desaparecen con la expulsión del demonio y no pueden ser combatidas por la medicina.

¿Qué es el exorcismo? El exorcismo es el remedio de la Iglesia, que se esfuerza por expulsar al demonio por medio de la oración, por medio de las Sagradas Escrituras, por abjuraciones*, intimaciones en nombre de Jesús, uso de agua bendita, bendiciones, Señal de la Cruz, la imposición de la Estola, la imposición de las manos. Sería un error pensar que basta un único exorcismo para expulsar los demonios. Es un duro combate entre el exorcista y el demonio. Estos repiten constantemente: “Nosotros no somos obligados a irnos ya”. Es por eso que también aquí es válido el aforismo: Dios tiene la última Palabra a decir.

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