viernes, 14 de junio de 2013

LOS SACERDOTES NOS DEDICAMOS A DIOS


Solemos decir que nos dedicamos a las cosas de Dios, y es verdad, pero en realidad nos dedicamos a Dios mismo a través de diversas cosas.

La cuestión es que el Dios mismo es un misterio. Creemos conocer al Altísimo, pero en realidad conocemos tan poco, con tantas sombras. Tenemos tantos errores acerca de Él sin darnos cuenta.

Podemos conocer a Dios leyendo las Escrituras, dedicando tiempo diario a la oración, pero aun así sigue siendo un misterio, el Misterio.

Nosotros, los presbíteros, tenemos que hacer un esfuerzo por ir a la esencia, por no despistarnos, por reconducir nuestros intereses y pensamientos hacia Él mismo, no hacia lo que le rodea. No es tan sencillo estar centrados en Dios. Nuestras potencias intelectuales, nuestros gustos, nuestros caprichos, suelen descentrarnos.

Después de cuarenta y cuatro años de vida, y diecinueve años de sacerdocio, me siento profundamente frustrado conmigo mismo. Dios no me ha defraudado. Al revés, me ha dado pruebas, esporádicamente, de su presencia. Como diciéndome: ¡ESTOY AQUÍ!

Pero frente a Él, veo que nosotros somos niños. Pocos llegan a la edad adulta de la vida espiritual, pocos. Pero cada año que cumplo, cada 1 de enero, cada vez que acabo un retiro espiritual, me digo: ahora comienzo de nuevo.

PUBLICADO POR PADRE FORTEA

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