Tras la misa, de camino hacia casa, el Anacoreta comentó el evangelio con su joven seguidor:
- Rezamos tantas veces el padrenuestro, que corremos el riesgo de que se transforme en "palabras vanas", justo lo que Jesús deseaba que no fuera la oración.
Guardó silencio mientras cruzaban una calle con mucho tránsito y luego prosiguió:
- El padrenuestro es más que una oración. Es un plan de vida. Lo que pedimos no lo hemos de esperar de brazos cruzados, sino trabajar por alcanzarlo. Al rezar el padrenuestro estamos diciendo que hemos de transformar nuestra vida en una alabanza. Que hemos de luchar por el Reino, es decir, por un mundo en el que reine la justicia. Que debemos preguntarnos a cada momento cuál es la voluntad de Dios para intentar cumplirla. Pedir el pan de cada día, es comprometerse a compartir e intentar que nadie muera de hambre en el mundo. Debemos saber pedir perdón y para ello debemos de empezar por perdonar nosotros a todo el mundo. Es entonces cuando Dios nos librará de todo mal.
Joan Josep Tamburini
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