sábado, 15 de junio de 2013

DIOS ES DIOS


Pensamientos míos de después de la cena.

Todos hemos comprobado la diferencia de inteligencia entre seres humanos. No estoy hablando de memoria o rapidez de pensamiento, sino de inteligencia propiamente dicha. Imaginemos al hombre más inteligente del mundo, y llamemos a su inteligencia: X. Imaginemos que en una escala podemos cuantificar su inteligencia. Pongamos que la inteligencia de X (el hombre más inteligente del mundo) la podemos cuantificar en 10.000.

Otros hombres se quedarían en 345, en 483, algunos en 4.341, otros inteligentísimos en 6000,15. Imaginemos un ser espiritual no humano cuya inteligencia es 50.000. Ahora elevemos al cuadrado esa inteligencia. Y después volvamos a elevar al cubo esa inteligencia. Después, elevemos a la millonésima potencia ese resultado.

Imaginemos un ser cuya inteligencia fuera 50.000 elevado a la trillonésima potencia. El pensamiento de ese ser, ser al que llamaremos S, ¿sería comprensible por X? Es decir, ¿un ser humano inteligentísimo podría comprender los procesos intelectuales, los razonamientos, de un ser finito cuya inteligencia fuera 50.000 elevado a la trillonésima potencia?

En principio, aunque después hay que añadir ciertos matices, la respuesta es no. El pensamiento de S sería incomprensible para X. Y eso que S no es Dios, su inteligencia sigue siendo finita.

La incapacidad de X no se debe a que requiera tiempo para comprender, no se debe a que requiera de explicaciones. El problema es que el pensamiento de S resultaría radicalmente incomprensible por sí mismo. Su complejidad sería inextricable con independencia de las explicaciones o del tiempo concedido. Y eso que, insisto, S no sería Dios. Pues la diferencia entre el pensamiento de S y el de Dios, seguiría siendo infinita.

¿Significa esto que el pensamiento de Dios es incomprensible? En cierto modo sí, aunque ahora vienen los matices. En sí mismo considerado, incluso el proceso intelectual de S hemos visto que sería incomprensible para X. Pero hablamos del proceso intelectual, no de un razonamiento concreto.

En nuestra ayuda viene el hecho de que algunos razonamientos son de por sí simples o, al menos, de una simplicidad suficiente para resultar comprensibles para nosotros.

Esto significa que aunque un Ser tuviera una inteligencia infinita, a veces, el hilo lógico es extremadamente simple. Nuestra invidencia se manifiesta sólo en aquellos casos en los que las combinaciones de razonamientos o el carácter cualitativo de un solo razonamiento, se nos escapa completamente. Pero en el resto de los casos, nosotros podemos comprender.

¿Son muchos o pocos estos casos de razonamientos incomprensibles? Es imposible saberlo, porque nosotros no podemos verlos, no podemos entenderlos. Somos como el ciego que no ve. Como el simple que no entiende que algo es más complejo de lo que pensaba. Se nos escapa completamente la cartografía de lo incomprensible. Para nosotros es terra incognita.

Hechos estos razonamientos (que he sacado de mi mente, no de un libro, sea dicho de paso, menciono esto como quien no quiere la cosa) comenzamos a entender la medida e intensidad de por qué el pensamiento de Dios en sí mismo considerado es incomprensible para nosotros. Lo que es comprensible son los razonamientos lógicos divinos que sí que podemos comprender. Es decir, entendemos sólo la fracción de la lógica divina que podemos seguir con nuestra inteligencia.

La conclusión de todo esto es que nosotros entendemos el pensamiento de Dios (la Biblia es expresión de ese pensamiento divino) en el sentido de que comprendemos sus razonamientos que nos son inteligibles. Pero siempre tenemos que recordar que frente a él, nosotros no somos como niños frente a un padre, o como un discípulo frente a alguien mucho más inteligente. Sino que Él es algo absolutamente trascendente frente a nosotros.

Cualquier parábola, cualquier comparación con cualquier elemento de la naturaleza, siempre va a ser un pálido reflejo del comienzo de la comprensión de la infinita distancia cualitativa que nos separa de la trascendencia divina.

Tras el post que he escrito, la mejor imagen me ha parecido la del Sumo Pontífice postrado ante el Misterio de Dios.

PUBLICADO POR PADRE FORTEA

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