sábado, 15 de junio de 2013

DE LOS PAPIROS BODMER, ¿LAS COPIAS MÁS ANTIGUAS DEL NUEVO TESTAMENTO?




De los Papiros Bodmer, ¿las copias más antiguas del Nuevo Testamento? el pasado día 28 de mayo conocíamos todo sobre uno de los hallazgos papíricos de los textos canónicos cristianos más importantes realizados hasta la fecha, el de los Papiros Chester Beatty (pinche aquí si desea conocer todo sobre ellos), toca hoy conocer lo relativo a otro hallazgo de parecida importancia, el de los Papiros Bodmer.

 

Los Papiros Bodmer son un grupo de veintidós papiros descubiertos en Egipto en 1952 en Pabau, cerca de Dishna (Egipto), no lejos de Nag Hammadi, donde se produce otro de los grandes hallazgos del siglo, la biblioteca del Nag Hammadi unos años antes, los cuales fueron adquiridos por el coleccionista suizo Martin Bodmer (1899-1971) que, de manera idéntica a como ocurre en el caso de los Chester Beatty, les presta el nombre por el que son conocidos. Se conservan en la Biblioteca Bodmeriana de Literatura Mundial, en Cologny, a las afueras de Ginebra. En el 2007 la Biblioteca Vaticana adquirirá dos de los mejores exponentes del conjunto, los papiros, el P74 y el P75.


Los Papiros Bodmer incluyen unos cincuenta textos individuales, en lengua griega y copta, la mayoría en forma de códice, otros en forma de rollos, y tres escritos sobre pergamino. En cuanto a su temática, contienen fragmentos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, amén de otras obras, tanto del cristianismo primitivo como clásicas (Homero, Menandro), y una colección de cartas de los abades del Monasterio de San Pacomio.


Entre los papiros que nos interesan aquí, el P72 es la copia más antigua conocida de la Epístola de Judas, y de las Epístolas de Pedro.


El P74, publicado en 1961 por Rodolfo Kasser, contiene fragmentos de los Hechos de los Apóstoles, de la Carta de Santiago, de las dos Cartas de Pedro, de la Tercera Carta de Juan y de la Carta de Judas. Está mal conservado y data del s. VII s. VII.


Pero las joyas de la colección tal vez sean el P66 y el P75. En cuanto al primero, el P66 tal vez sea el más antiguo. Según el profesor de la Universidad de Ginebra Victor Martin, dataría del año 200, si bien Herbert Hunger de la Biblioteca Nacional de Viena, dataría incluso de antes, mediados del siglo segundo. P66, una vez más y como ocurre con Rylands (pinche aquí si desea conocer sobre este interesantísimo papiro, la copia evangélica más antigua que se ha encontrado nunca) recoge el Evangelio de Juan, sólo que en este caso, prácticamente completo, a excepción de dos pasajes, el de la agitación de las aguas dentro del episodio de la curación de un enfermo en la piscina de Betesda (Jn 5, 3-4), y el de la mujer sorprendida en adulterio (Jn 7, 53-8, 11). No tanto por haber desaparecido, cuanto por no haberlos recogido el copista. De hecho, el episodio de la mujer adúltera, por cierto, uno de los más bellos de todo el Evangelio, falta en muchas de las copias de Juan que llegan a nuestros días.


En cuanto al P75, adquirido como el P74 por el Vaticano, es un códice que recoge la práctica totalidad de los evangelios de Lucas y otra vez de Juan. Publicados en 1961 por el mismo Victor Martin y P. Kaiser, le atribuyen una fecha de realización entre los años 175 y 225, lo que lo convertiría en la copia más antigua que nos ha llegado del Evangelio de Lucas y en la segunda más antigua del de Juan. Está compuesto de 102 páginas, que según los cálculos de los estudiosos debieron ser hasta 144 en origen.


Y se halla asimismo entre los papiros de la colección Bodmer una copia del conocido como Protoevangelio de Santiago, un apócrifo sumamente cercano a la tradición y muy interesante, al que algún día dedicaremos una entrada en esta columna, porque, ya lo verán Vds., vale la pena hacerlo.


Luis Antequera

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