Católicos en el Far West.
El jesuita Pierre-Jean De Smet acercó a la fe católica a Toro Sentado, y éste, a su vez, en el espectáculo que había montado Buffalo Bill con indios de verdad, hizo lo mismo con él.
William Frederick Cody, más conocido como “Buffalo Bill”, es uno de personajes históricos más conocidos del salvaje Oeste americano.
A lo largo de su vida fue trampero y cazador de Búfalos (de ahí su apodo), soldado y rastreador del ejército, correo del famoso Pony Express, empresario y, por supuesto, dueño y actor de su show sobre la vida del Oeste. Llegó a merecer, incluso, la Medalla de Honor del Congreso americano por sus servicios al ejército.
SU PADRE FUE ASESINADO POR ABOLICIONISTA
Búfalo Bill nació en el estado de Iowa en 1845. Siendo él todavía un adolescente, su padre fue asesinado por oponerse a la esclavitud. En esa tesitura, Buffalo Bill tuvo que empezar a trabajar para alimentar a su familia. Primero sirvió como rastreador del ejército, luego correo del Pony Express y poco después dirigiendo caravanas que llevaban suministros a Fort Laramie.
Cuando llegó la guerra civil, se alistó en el famoso 7º de Caballería y una vez acabada la contienda volvió a su vida de explorador y cazador de búfalos.
TAMBIÉN EMPRESARIO
Pasadas estas etapas inició una nueva vida como empresario, en la que tuvo un periódico, hoteles e, incluso, el famoso espectáculo del Lejano Oeste.
En él trabajaban 1200 personas y durante 20 años mostró a todos los americanos cómo había sido la vida en aquellas tierras y cómo fue la conquista. Para ello no dudó en reclutar a personajes auténticos, como al propio Toro Sentado, así como a indios de otras tribus.
DEFENSOR DE LOS INDIOS
Buffalo Bill murió en 1917 y dejó tras de sí una vida de aventuras, pero también de defensa de los derechos de los indios americanos y de las mujeres e, incluso, defendió una caza racional y controlada de los búfalos. Especialmente fue cercano a los indios: llegó a decir que “todos los levantamientos que he conocido han sido resultado de promesas y tratados rotos por el Gobierno”.
En sus espectáculos mostró también el lado humano de los "feroces guerreros", los cuales tenían familias igual que los blancos y que también defendían lo que era suyo, todo igual que ellos solo que pertenecientes a una cultura diferente.
TORO SENTADO, MEJOR QUE EN LAS PELÍCULAS
Tatanka Iyotanka, más conocido como Toro Sentado, fue el famoso jefe indio norteamericano de la tribu de los Sioux. Nació en Lakhota, Grand River, el año 1831 y murió en 1890.
Al igual que Búfalo Bill es otro personaje capital en la historia de los Estados Unidos. Fue uno de los últimos caudillos indios en ser derrotado pues se negaba a que sus territorios fueran entregados al ferrocarril, a los colonos o a la avaricia de los buscadores de oro, y todo a cambio de ir a vivir en unas reservas.
Tuvo que ceder pero puso como condición que se les mantuviera en propiedad las Colinas Negras, el territorio sagrado donde reposaban los restos de los antepasados. Sin embargo el descubrimiento de oro en estas montañas supuso un nuevo frente de conflicto con los “rostros pálidos”.
EL INDIO QUE ACABÓ CON EL 7º DE CABALLERÍA
Toro Sentado fue también quien acabó con el General Custer y el 7º de Caballería en la batalla de Little Big Horn, el 25 de junio de 1876, en la que los estadounidenses resultaron derrotados ‘muriendo con las botas puestas’. Tras esta batalla tuvo que huir con sus hombres a Canadá en donde permaneció hasta 1881 en que volvió a Estados Unidos para entregarse y llegar a firmar el tratado de paz de Fort Rice, del que hablaremos poco más adelante.
TRABAJÓ CON BUFFALO BILL
Tras un breve periodo en la cárcel volvió a la reserva e, incluso, participó con Buffalo Bill en su espectáculo sobre el
Lejano Oeste. Y en 1890, en unas circunstancias poco claras, murió a manos de la policía de la reserva en donde vivía.
EL PADRE DE SEMET, EVANGELIZADOR DE LOS INDIOS
¿En dónde está el nexo entre Toro Sentado, Buffalo Bill y la fe católica? Indudablemente en la estancia de los Sioux en Canadá. En las tierras del norte, Toro Sentado se encontró con el jesuita francés Pierre-Jean De Smet, conocido también como el gran apóstol de los indios.
Éste nació en Bélgica y en seguida manifestó su deseo de ser misionero y ser enviado a América. Aquí ingresó en los jesuitas y con el tiempo fue destinado por sugerencia del gobierno de Estados Unidos a una nueva misión en San Louis, Missouri, para el apostolado con los indios.
Su biografía es digna de conocerse. Uno de sus primeros viajes misioneros fue entre los Pieles Rojas en 1838, y en él fundó la Misión de San José. En este tiempo también visitó a los Sioux para arreglar una paz entre ellos y los Potawatomis, lo que supuso su primera de su misión de paz.
LOS SACERDOTES, LOS “TÚNICAS NEGRAS”
Pero la gran obra del P. De Semet la desarrolló a partir de 1840: algunos indios iroqueses de las Montañas Rocosas, convertidos ciento cincuenta años antes, habían hecho un viaje a San Louis pidiendo una “túnica negra”, es decir un sacerdote. El Padre De Smet fue asignado a la tarea. Después habrían de seguirle más fundaciones, exploraciones por el lejano noroeste e mediaciones en misiones de paz. Quizá la más significativa fue la de 1868, cuando el P. De Smet persuadió a Toro Sentado para que aceptase el tratado de Fort Rice y volviera a sus tierras. Es en estas fechas cuando se sitúa el encuentro entre Toro Sentado y la fe católica. No sólo él, sino muchos más indios Sioux y de otras tribus acabarían abrazando la fe católica gracias al trabajo de infatigables misioneros.
FRUTOS DE CONVERSIÓN
Es conocida la imagen de Toro Sentado ataviado de collares y entre ellos un crucifijo de gran tamaño como testimonio de su fe católica. Por su parte, de Buffalo Bill nos queda su testimonio: “Es en mi madurez cuando he encontrado a Dios y te hace ver qué fácil es abandonar el pecado y servirle a Él. Cuando uno se para a pensar en qué poco tenemos que abandonar para servir a Dios. Es un milagro que tantos otros no lo hagan. Uno sólo tiene que hacer lo correcto. Gracias a que sé esto, he dejado totalmente de beber. Y he dejado de hacer cosas precipitadas, simplemente controlando mis pasiones y temperamento cuando me encuentro enfadado”.
Por su parte, De Smet fue enterrado cerca de la misión de San Louis, y en su honor, varias localidades llevan su nombre: De Smet, en Dakota del Sur; DeSmet, en Montana; y Desmet, en Idaho.
Fernando de Navascués / ReL
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