HE AYUDADO A MUCHOS AL PARTIR... ¿TENDRÉ A ALGUIEN QUE ME AYUDE O TENGO QUE ESTAR PREPARADO PARA IRME SOLO SIN NINGÚN AUXILIO?

Con mis 64 años de edad y veintitantos consagrado al ministerio de sanación he visto a muchos partir.

Creo que a estas alturas ya me hice amigo de la muerte. Me gustaría escuchar las mismas palabras que Dios me puso en la boca - cuando los preparaba al gran viaje - que yo le dije a ellos. ¡Qué bonito me salían las palabras! Hasta me daban ganas de irme con ellos.

Aquí algunos recuerdos:

LA SEÑORA DE LOS OJOS AZULES

Una señora de grandes ojos azules me decía: Hermano José, sólo le pido a Dios que mi nieta - que está en camino - tenga mis ojos. Le dije que le quedaban pocos días (15), ella llamó a toda su familia y se despidió como si se fuera de viaje a un lugar hermoso.... nadie lloraba, es que realmente se iba a un lugar hermoso. A los 15 días partió llena de paz. Sólo estuve visitándola tres meses antes, una vez por semana, antes de su partida... sé que está en el cielo.

EL JOVEN CON SIDA

Dos milagros juntos. A mi padre le diagnosticaron cáncer a la próstata. Tenía que ser operado de urgencia. Me pidió que lo acompañara a su última consulta y el doctor le dijo que no tenía cáncer - a pesar que ya había sido detectado -, pero que ya que estaba programado para la operación debía hacérsela porque a la final todos los hombres terminan en el quirófano. Le llevé la comunión al hospital y cuando se enteraron que lo estaba haciendo, varios se apuntaron. Entre los que se apuntaron había un joven con SIDA al que encontré en las últimas con mascara de oxigeno. La enfermera me dijo que tuviera cuidado porque estaba con SIDA. Le respondí que no me importaba porque yo estaba con Dios. La poca familia presente se encontraba sentada lejos del muchacho. Me acerqué y le pregunté si sabía que se iba a morir, que lo que tenía era grave, me dijo que sí. Le pedí que haga un examen de conciencia, le saqué la mascara y le di la comunión. Cuando a los dos días regresé a ver a mi padre, pasé por el cuarto del muchacho y no estaba. Dije: ¡Dios mío te lo llevaste! Pregunté a una enfermera sobre él, y ella me dijo que le habían dado de alta. ¡Gloria a Dios!.

MI AMIGA CECILIA

Estaba desahuciada con cáncer. También le dije cuanto le quedaba de vida. Ella empezó a acompañarme en las visitas a domicilio. Estuvo presente en un exorcismo y en varias visitas más. En la visita a una chica a la cual exorcizamos, en cierto momento en que el demonio se puso bravo, ella hizo algo que nunca me hubiese imaginado que alguien podría hacer. Su fuerza, a pesar que sabía que se iba a morir fue espectacular. Se acercó a la muchacha endemoniada que hablaba de parte del demonio, le tiro una patada, y le dijo: ¡Cállate maldito”. Desde luego que después le recrimine su actitud, porque el cuerpo es una cosa y el espíritu que lo domina es otra. ¿Creen ustedes que esa mujer no se fue al cielo? Se fue en paz, no sin antes darle algunos mensajes para ciertas personas cercanas a mí, a lo que ella me dijo: “No se preocupe hermano que sus mensajes serán recibidos”.

Estoy diariamente en contacto con la muerte por mi ministerio de sanación y cada día me acerco más a Dios. Un día le pedí que me llevara y me respondió: “¡Cómo. Ya te cansaste!”

Les pido a todos una reflexión sincera y que no piensen en un tsunami o terremoto para recién preparase para el gran viaje. El gran viaje es hermoso... sólo piensa que te estarán esperando con los brazos abiertos todos los que de alguna u otra forma te deben algo.... no refiero a dinero ni cosas materiales.

Actualmente estamos orando por dos personas que ya les llegó su fax para su encuentro final. Una de ellas no se doblega aún por vergüenza o porque no quiere que su familia le tenga lástima, y la otra porque no puede movilizarse por el drenaje, una tripa y una bolsa, que le es incómodo para transportarse... sé que está se ira al cielo.... por la otra tendré que luchar mucho.... ya no tengo tiempo.

Yo sé que todos a los que he bautizado por emergencia me estarán esperando con mi madre, uno de mis hijos, y a todos los que he ayudado a que pasen a la gloria me estarán esperando... no veo las horas de que el Señor me lleve, aunque sea a través de mil años en el purgatorio. Un saludos a todos los que me van esperar. ¡Gloria a Dios! ¡Qué lindo debe ser morirse!

Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Sí Señor”

José Miguel Pajares Clausen