Bendición de Pascua.
Nunca como este año África había estado tan presente en los mensajes de paz del Papa, monopolizados por un conflicto de incierto futuro.
En medio de una decoración que desde 1985 se encarga a floristas holandeses, desde un balcón adornado con 1700 rosas para celebrar el día grande de la Cristiandad, Benedicto XVI ha impartido la tradicional bendición Urbi et Orbi [a la Ciudad y al Mundo] del Domingo de Resurrección, cuyas indulgencias pueden ganarse también por televisión.
Antes de felicitar la Pascua en sesenta y cinco idiomas, el Papa ha dirigido un mensaje al mundo: que la resolución de cualquier conflicto se abra "a la vía de la libertad, de la justicia y de la paz", de manera que "toda decisión política se inspire en el respeto por la persona humana".
En la mente y las palabras del Papa Ratzinger han estado presentes los escenarios de conflicto que desde hace semanas sacuden al mundo: Libia, Costa de Marfil, el norte de África (Egipto, Túnez), Oriente Medio (sobre todo Siria en las últimas jornadas). Para todos ellos ha tenido una frase.
Pero probablemente la más significativa es la que se ha referido a los refugiados africanos, que han causado recientemente un serio incidente diplomático entre Italia y Francia tras la negativa inicial del gobierno galo a dar paso a un tren cargado de tunecinos a quienes su homónimo transalpino había concedido permiso de circulación por toda Europa.
Sin mencionar el caso, pero con la mente puesta en la avalancha de personas que se espera en Europa con el recrudecimiento de la guerra de Libia y la extensión de las revueltas, Benedicto XVI ha pedido comprensión para todos esos "huidos y refugiados que provienen de países africanos y se han visto forzados a dejar atrás a sus seres más queridos". El Papa rogó para ellos "la solidaridad de todos: que los hombres de buena voluntad sean iluminados y abran un corazón acogedor, para que de forma solidaria y concertada se pueda hacer frente a las necesidades más imperiosas de estos hermanos".
Tanto Nicolas Sarkozy como Silvio Berlusconi han debido escuchar la palabra "concertada" como especialmente dirigida a quienes han protagonizado un incidente tan poco habitual entre las cancillerías de la Unión Europea.
C.I./ReL
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