Así sea mi amigo no se lo permito... menos si se supone que es católico, apostólico y romano.
Si escucho hablar mal de mi Madre Celestial de una persona “No Católica”, por el hecho de respetar su ideología religiosa, yo podría quedarme callado o podría tratar de explicarle - dentro de mis posibilidades – o pedirle que guarde respeto a mis convicciones religiosas, pero, escuchar a un católico cuestionar la virginidad de Nuestra Madre... eso no lo acepto.
Ayer estuve reunido con amigos, ex - compañeros de trabajo, y uno de ellos se atrevió a cuestionar la virginidad de María Santísima, mi Madre, nuestra Madre, y yo salté hasta el cielo. Lo paré, lo cuadré, y le dije que eso no se lo permitía a un católico, inclusive le dije que para cuestionar eso tendría que cambiarse de religión. Su respuesta fue que él no quería cambiarse de religión y que él era católico a su manera.
¡Eso no puede ser! ¡O eres o no eres!
¿Pero cómo se dan las cosas?
Él estuvo hablando mal de nuestro Arzobispo, hablando mal de muchos errores del Vaticano, y yo sólo lo escuchaba y asentía en ciertas versiones que sí eran, verdaderamente errores en el tiempo, pero cuando se metió con mi Madre Santísima, se me salió el indio... nadie hablaba, nadie decía nada, todos solamente escuchaban mi repudio a lo que él había dicho, pero tampoco apoyaban a uno ni a otro... no querían comprarse el pleito.
La verdad es que no veo las horas de volver a reunirme nuevamente con estos, mis ex - compañeros de trabajo – para explicarles, para catequizar, porque la culpa es nuestra – la de los que trabajan para el Señor – que existan personas que crean su propio catolicismo, en vez de ser verdaderamente católicos.
¡CON MI MADRE... NADIE SE METE!
José Miguel Pajares Clausen
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