viernes, 18 de marzo de 2011

BETA ANNA KATHARINA EMMERICH: LA VERDADERA HISTORIA


Miércoles 09 de julio de 2008 num. 1

Conoce más acerca de la vida y la obra de la mística alemana.

Los textos sobre la pasión de Jesús escritos por Anna Katharina Emmerich son el centro de una polémica no menor a la película que inspiraron. La cuestión es cuáles son sus alcances desde el punto de vista doctrinal, es decir, si pueden considerarse una fuente oficial de los hechos narrados en los Evangelios.

En efecto, nos encontramos ante fenómenos sobrenaturales que son difíciles de explicar: si ella tuvo una revelación particular o no, hasta qué punto el fervor religioso de otras personas tergiversó los textos y el límite de los escritos en la doctrina católica. Veamos pausadamente cada cuestión.

Una vida de penitencia y oración.
Es indudable la autenticidad de la vida cristiana de esta religiosa agustina. Nacida en la región de Westfalia, Emmerich sintió la vocación religiosa desde los 16 años. Sin embargo, sus padres se opusieron y no fue sin hasta más de una década después - en 1802 - que ingresó al convento de las agustinas de Agnetenberg.

A los 38 años se vio obligada a salir del convento pues fue expropiado por el gobierno de la municipalidad. A partir de entonces, dedicó su tiempo al servicio de una casa parroquial en la ciudad de Amiens.

Una enfermedad contraída durante el noviciado la postra en cama a finales de marzo de 1813. Desde esa fecha, permaneció en su lecho, soportando su enfermedad y participando de los dolores de la pasión de Nuestro Señor y, según algunos historiadores, sin más alimento que la Comunión.

En 1824 murió consumada por las enfermedades y las penitencias. Fue declarada venerable a finales del siglo XIX y en 1972, luego de casi cien años, su proceso de beatificación se reanudó. En el 2001se declaró la heroicidad de sus virtudes.

La valoración de los textos.
Sobre las revelaciones particulares de Emmerich se manejan muchas versiones. Algunos afirman que desde los 4 años tuvo frecuentes visiones de la historia de la salvación.

Lo que alcanza a percibirse con más claridad es que en sus últimos años de vida experimentó la pasión de Jesucristo de manera sobrenatural y trató de describir, en su dialecto de Westfalia, esas visiones que ella misma encontraba indecibles.

El hecho de que ella no hablara alemán complica la valoración de los escritos pues, al no saber leer, ella no pudo corroborar el trabajo final, redactado y editado por el escritor Clemens Brentano, a quien Anna Katherina dictó sus revelaciones de 1818 a 1824.

A la muerte de Emmerich, Brentano ordenó el material depositado en sus diarios. Preparó un índice de las visiones y la edición de La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

La versión más documentada sobre la experiencia sobrenatural de la religiosa alemana sostiene que los fenómenos místicos comenzaron en 1799, cuando tenía 25 años de edad. Pero no es sino hasta 1812 cuando los estigmas empiezan a manifestarse con mayor claridad. Las pruebas de médicos y teólogos al respecto alejan toda duda sobre la autenticidad del hecho.

Sin embargo, la personalidad de Anna Katherina, propensa a la neurosis, juega un papel importante en la valoración de los textos. El padre Alois Pager, por ejemplo, afirma que lo natural y lo sobrenatural andan entremezclados”.

Otros estudiosos ha descubierto una serie de fuentes utilizadas por Brentano para la edición final de los textos: elementos de los evangelios apócrifos, escritos judeocristianos, comentarios, etcétera.

Todo parece indicar que la versión de la vidente fue amplificada con rasgos de estilo personal del traductor, junto con otros detalles propios de las fuentes a las que recurrió Brentano.

Esto no significa, por supuesto, que los textos vayan contra las enseñanzas de la Iglesia, sean blasfemos, heréticos o no inviten a la piedad. Lo importante es no sobredimensionarlos y verlos en su justa proporción. En efecto, se trata de un relato muy vívido, descriptivo e inquietante, que sirve para llevar a la oración el momento del sacrificio de Nuestro Señor.

Pero como se ha señalado, también es un texto cuyo análisis histórico no permite que sea calificado como parte del Magisterio de la Iglesia ni que sustituya a la revelación pública contenida en las Escrituras.

Se trata de una narración piadosa que puede servir a muchos para entender el peso de nuestros pecados y la grandeza del sacrificio que hizo Jesús por nosotros.
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