sábado, 5 de marzo de 2011

EL AMOR CONSTRUYE, EL ODIO DESTRUYE


Y así es. Una de las muchas características del amor es la creación porque el amor es creativo mientras que la antítesis del amor, que es el odio, su característica más acusa, es la de destruir, el odio es siempre destructivo.

El amor genera la paz, mientras que el odio genera la guerra. Los que creemos, sabemos perfectamente que la esencia de Dios es el amor. Para San Juan: Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en él (1Jn 4,16), y la antítesis del amor es el odio siempre generado por la soberbia.

Dios es amor y creación. Todo absolutamente todo ha sido creado por Él, tanto el mundo visible como el invisible. El mundo visible, el mundo material, al que tanta importancia le damos, olvidándonos de que además de materia somos también espíritu, ha sido creado por Dios. Él es el creador de todo, es el que ha creado todo. Él es el creador del universo cuyo tamaño es tremendo, inconmensurable; el tamaño de este nos reduce, a que tengamos que considerar el tamaño de nuestra tierra, como el de un insignificante guijarro en relación con cualquiera de esas millones de estrellas, que contemplamos en la noche y que se encuentran a millones de años luz de nosotros. Sabemos que el universo tiene que ser finito, ha de tener límites, pues la materia siempre los tiene y el universo es pura materia. Pero lo que es cierto, es que no hemos sido capaces de ver sus límites.

Pero el infinito amor de Dios no se para con la creación del universo, porque sus facultades y capacidades carecen de límite alguno y si inmenso es lo creado por Él en lo material, más grande debe de ser aún, lo que Él ha creado en lo espiritual, porque el espíritu es superior a la materia. Dios es espíritu puro y fue Él, el que creó la materia. La materia es siempre finita en sus características, pues es finita en su existencia ya que es corruptible y en su tamaño. Solo Dios es infinito en todo, y todo ha sido creado por Dios.

La creación de todo es un puro acto de amor, porque el amor, es tan creativo que además, es capaz de generar o construir también amor, tal como expresaba San Juan de la Cruz cuando escribía: Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor. El amor también construye felicidad y alegría. Pero no vamos a entrar aquí en este tema, que nos llevaría muchas hojas, ya hablaremos de él en otra ocasión, pues no quiero derivarme del contenido que le corresponde a esta glosa.

Y qué decir de la antítesis del amor que es el odio, pues de entrada, que si Dios es amor, el demonio es el odio personificado. El P. Mondrone, es un exorcista creo que de la diócesis de Roma, y una vez obtuvo el favor de la Virgen de poder entrevistar al demonio, ¡al propio demonio!, así como suena. De este entrevista escribió un libro y de este he sacado algunos párrafos, para que tomemos conciencia de como el demonio es puro odio a todo y a todos, incluidos especialmente sus amigos humanos, que pululan ahora por este mundo.

En la entrevista una de las preguntas del P. Mondrone fue relativa a su posible arrepentimiento. "¿Arrepentimiento?”, la respuesta surgió de inmediato, como un rugido de bestia. "¿Pero no sabes que un acto de arrepentimiento hubiese sido un acto de amor? Y esto es totalmente inconcebible en nosotros. Nosotros fuimos inmediatamente investidos de un odio inmenso contra Él. Un odio implacable, eterno. Nos encontramos envueltos, casi petrificados, en una maldición que ha llegado a ser nuestra segunda naturaleza”…. Recuerda que yo os odio infinitamente, como le odio a Él que os ha creado. ¡Sí, vaya favor os ha hecho, enviando a su Hijo a desperdiciar su Sangre por la dichosa Redención! ¡Yo os odio, os desprecio!”.

Tú nunca podrás comprender cuanto os odio a vosotros los hombres. Cuanto os detesto y cuanto sois detestables. Gozáis de un primado de dignidad sobre las bestias y sois las bestias más abominables. Vuestro ser me da asco. Os considero por debajo de vuestros cerdos. Creéis ser inteligentes y sois muy estúpidos. Bastaría que vieseis lo que os hago tragar por medio de tantos catedráticos puestos a mi servicio y que os regala, huecos de vana palabrería doctísima. ¡Piensa en lo que os hago beber y digerir con mi prensa! ¿Vosotros, la más noble criatura suya? Son suficientes unas pocas porquerías para compraros. Os rendís por nada a las lisonjas de mis mensajeros. Valoráis tanto vuestra libertad y os dejáis coger por mis más feroces negreros. ¡Oh, las burlas que os estoy haciendo en nombre de esta libertad! Mostráis horror por lo que es sucio y, dominados por vuestras pasiones, os revolcáis en vuestras inmundicias como puercos en el lodo. Por una mujer y por un puñado de oro os desencadenáis que es una maravilla”.

Le pregunta el P. Mondrone: No comprendo cómo podáis decir que sois solitarios cuando sois tantos ángeles caídos que estáis juntos”. "Es así, porque cada uno se ha separado de la unión con nuestro enemigo. La completa separación de él comporta nuestro completo y recíproco aislamiento de las criaturas que giran en tomo a él. Nosotros sentimos esta atracción, pero somos excluidos de su fin con una violencia irreversible. La atracción hacia él es regulada por una ley de amor de la cual hemos sido echados fuera y así permanecemos cerrados en la soledad del odio... El odio es nuestro elemento, nuestra fuerza y procuramos extenderlo por todas partes. Queremos introduciros en él a todos vosotros, marmotas humanas. Hoy nos servimos del odio de razas, del odio de clases, del odio de ideologías. Y desencadenamos con esto ciclones de catástrofes, hacemos verter ríos de sangre. Todos los instrumentos de comunicación están en nuestro poder para la destrucción...”

Como podemos ver la conversación no tiene desperdicio, y el demonio deja muy claro cuál es su esencia, que es la del odio. En un momento de su vida, su tremenda soberbia le hizo exclamar non serviam, renunció al amor del Señor y por su soberbia prefirió el reino del odio. Y lo que es más y más me asusta, es que en este mundo estamos rodeados de personas, que alegremente están jugando al non serviam. Ya en una glosa anterior creo recordad que he dicho que de acuerdo con un párrafo del Apocalipsis el número de demonios que prefirió el odio, fue u tercio del total. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra (Ap 12,3-4).

Y uno se pregunta: ¿Por qué Dios que es omnipotente y todo lo sabe, creó a los demonios y también a los personas que se van a condenar? Para responder a esta pregunta, hemos de reflexionar sobre las características del amor y nunca olvidemos que Dios es amor y solo amor. El amor además de ser creativo generando felicidad y alegría, es también expansivo y necesita que los que están a su alrededor participen de su felicidad y de su alegría. No tenemos más que ver las fotos que salen en la prensa al día siguiente al sorteo de Navidad, todo es alegría y felicidad en las personas que les ha tocado el premio y en las que les rodean bebiendo cava y sonriendo. Y Dios en su inmensa felicidad, nos ha creado para que participemos de su inmensa felicidad y seamos eternamente felices, porque Él necesita expansionar su amor y la felicidad que este genera.

Pero, ¡Ah! El amor, tiene entre sus varias características tiene otra muy importante, y es que necesita libertad, sino no hay libertad no hay amor. A nadie se le puede obligar a que ame a otra persona o al mismo Dios, Él lo sabe y quiere que le amemos libremente de verdad, y para ello hemos de acudir con libertad a Él. Y es así, por lo que nos creó con el libre albedrío. Pero al crear tanto a los ángeles como a nosotros, con libertad ha corrido un riesgo y este es el de que de que no le amemos y amemos lo que el repudia que es el pecado. Como sabemos nosotros tenemos un refrán que dice: Cría cuervos y te sacarán los ojos.

Hay una diferencia, que Dios tiene en cuenta, entre los demonios o ángeles caídos y los seres humanos que se condenan. En el primer caso los ángeles carecían y siguen todos ellos careciendo de fe, porque desde su creación han tenido siempre, evidencia de la existencia de Dios, por ello su pecado fue por malicia y con ellos no media por parte de Dios, misericordia alguna. Con los seres humanos, cuando pecan no pecan por malicia, sino por inducción demoníaca, ya que carecen de evidencia y lo que tienen es fe, bueno el que la tenga, porque muchos ni eso. Esto determina que Dios tiene misericordia con nosotros, siempre que nos arrepintamos de nuestros pecados, y por su misericordia obtenemos el perdón.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

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