Ángel Ciliciel: Madre mía ven en mi auxilio, cúbreme nuevamente con tu manto bendito. No me dejes en ésta oscuridad de mi alma, gracias por tu protección. Tu compañía y tu bendición me dan fuerzas para vivir y seguir a mi Jesús... Gracias por tu protección.
Todos: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea...
Todos: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea...
Jesús: Aquí están tus hijitos Madre... están esperando tu consuelo, son necios, no perseveran y se pierden, guíalos, Madre Santa, tus hijos te esperan, dales tu consuelo, la oscuridad....
Hno. José: Bienvenida sea Madre Santísima, gracias por estar con nosotros.
Madre María: Cuantas veces, cuanto sufrimiento, cuanto dolor puedo sentir, ustedes me piden... siempre me piden, pero qué han hecho ustedes para remediar lo que está pasando, lo que tantas veces se les ha advertido, lo que tantas veces se les ha pedido, cuántas veces a ustedes los puedo encontrar en Misa, cuantos días los puedo encontrar reconciliados, cuantas veces, cuantas veces... esperan que les dé una ayuda para sus hermanos, para sus amigos, para sus semejantes, cuantas más.
Ustedes son mis niños y siempre estoy con ustedes y siempre los he de cuidar, pero ustedes tienen una responsabilidad y no sólo por lo que ustedes aprenden, por lo que ustedes escuchan, por lo que ustedes ven; tienen que predicar, muchos corazones se están cerrando una y otra vez, día tras día los corazones se van cerrando y se está creando mucho dolor. Ustedes tienen un arma poderosa: la ORACIÓN. Esa petición y ése amor que tienen que entregar por los semejantes ¿dónde está?
¿Por qué les tengo que pedir cada vez, cada minuto lo que ustedes sienten en su corazón? Yo los llamo, Yo los llevo a Misa, es mi MANTO el que los cubre, es mi FUERZA quien los lleva, ésa fuerza que ustedes no saben que es que los hace caminar, ese AMOR es el Mío, porque no están solos, ¿por qué entonces en sus palabras no pueden pedir por sus hermanos...?, ellos los necesitan, muchas cosas difíciles han de venir y cada vez mucho peor, pero esa lucha la tienen que lograr ustedes, con su FE, con mi AMOR. Mi Hijo está siempre a su lado, sufriendo cada sacrificio en cada instante y en cada momento, pidiendo, teniendo que soportar una y otra vez ése dolor que le causaron, pero todo eso es por un gran amor y tan infinito... tienen que pedir para que sean protegidos ustedes, y su corazón no se vaya enfriando ni alejando de mí. Sé que muchas cosas están pasando, sé que muchos tormentos están sufriendo, pero esa lucha diaria que han de tener, ustedes pueden salir vencedores, una oración hace tanto por ustedes. Si pudieran ver cuantas almas están pidiéndoles una oración, si sólo pudieran sentir ese llanto y ése dolor, ¿cuántos, cuántos de ustedes y cuántos más estarían en una MISA pidiéndole a mi HIJO por ellos? Ustedes no están solos, ustedes nunca están solos, siempre hemos estado con ustedes, siempre... y aún en ése frío que ustedes sienten en un instante de alejamiento, aún ahí YO estoy con ustedes, llamándoles, cuidándoles, protegiéndoles, para que no sean atacados, aún cuando ustedes ya han sido pedidos, ésa oración y ésa lucha que ustedes tienen que tener, solo ustedes la van a vencer. Por FAVOR, pidan por sus familias, pidan por sus hermanos, pidan por sus amigos... pidan por sus instrumentos, pidan por los niños, pidan por los no nacidos, porque ese llanto que grita es tan fuerte, que estremece tanto el cielo y estremece mi corazón, y si ustedes pudieran ven que su oración puede evitar un dolor tan grande, entonces no pararían de orar, no es tan sólo si eso pueden entender, siempre los he de acompañar, pero no me alejen de sus vidas y no alejen a mi Hijo, pase lo que pase YO siempre voy a estar a su lado y no pierdan esa FE.
Luego nuestra Madre Santísima (el instrumento) se acercó al altar y abrió la Biblia en el Libro de Esther en el Cap. 3.
Hno José: Gracias Madre Santísima por tu presencia.
La Bendición de Dios Todopoderoso....
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