Cuando el Santo Padre viaja a un determinado país automáticamente se despliega el “Sistema Codificado de Críticas”.
Cuando el Santo Padre viaja a un determinado país automáticamente se despliega el “Sistema Codificado de Críticas”. Son siempre las mismas. Algunas tan viejas que tienen más de 500 años. No son ciertamente un derroche de creatividad.
Una de las que encabeza la lista es el coste del viaje. Adquiere diversas variantes, desde “¿por qué le hemos de pagar los costes?”, “que se lo paguen ellos”, hasta “que me lo devuelvan que no soy católico”. Con paciencia y humildad no hay que dejar ni un solo argumento sin responder a pesar de que algunos de ellos dañen el más elemental sentido común.
Cuando un líder destacado de cualquier campo viaja a nuestro país o a cualquier otro nadie se pone a contar y reclamar por los costes de su seguridad o lo que significa la transmisión por televisión, que es uno de los últimos añadidos de crítica papal. Nadie pregunta porqué todos hemos de pagar el elevado coste de la seguridad de un Real Madrid-Barça. El último caso que podemos recordar es el de Michelle Obama, cuya única condición de relevancia es privada: se trata de la mujer del presidente de EEUU. Vino a pasar unos días de vacaciones, es decir a ejercer una actividad lúdica y privada. El montaje de seguridad que se hizo desbordó todos los límites, playa acotada incluida para que su hija pudiera bañarse con tranquilidad y seguridad. No sólo nadie reclamó por esta razón, sino que los visitados estuvieron encantados por la promoción que representaba para Marbella, Andalucía y para España. ¿Por qué la crítica no rige para la mujer de Obama y si la aplican al Papa?.
Es la visita de un líder mundial, uno de los pocos que realmente tienen esta condición. Su ascendente moral va más allá del ámbito de los católicos, más de mil millones de personas. Además es el jefe de un Estado, el Vaticano, y en este sentido es merecedor del mismo trato que ha recibido por ejemplo Obiang o Chávez de Venezuela, por decir algo. Por su personalidad es una persona susceptible de sufrir un atentado terrorista. Su predecesor, sufrió varios intentos y en uno de ellos estuvo a punto de perder la vida. ¿No hay que proteger su vida, o acaso es el único líder que debería pagar por ella por ser el Papa?
En realidad, cualquier país, cualquier población del mundo, en este caso Barcelona y Santiago de Compostela, el país en su conjunto, están contentos de estar en el candelero de las televisiones mundiales por una visita de esta naturaleza. En nuestro caso más porque están relacionadas con dos elementos, la obra de Gaudí y la Sagrada Familia, el año Santo Compostelano, y todo lo que significa el Camino de Santiago, que tiene una dimensión secular además de religiosa. En otras palabras, es una promoción turística de no te menees ¿Cuánto cuesta una campaña mundial de televisión para la promoción de estas ciudades?
Cuando dicen que el Papa representa un determinado punto de vista y quienes no lo comparten no deberían participar en el coste de su viaje deberíamos decir que esta lógica de aplicarse debería ser general. Nosotros pensamos, por ejemplo, que Chávez es un dictador y no estamos de acuerdo en contribuir con nuestros impuestos a lo que significó su viaje a España y lo mismo pensamos de Obiang de Guinea y de tantos otros. Discrepamos de que debamos contribuir con nuestros impuestos a sufragar el aborto y muchas otras cosas, pero como somos miembros de un Estado de derecho admitimos las convenciones y, por consiguiente, las renuncias que hacen posible la vida en común. Todo esto es de una lógica elemental. Quizás ni tan solo era necesario recordarlo, sobre todo, a la mayoría de nuestros lectores, pero en todo caso, así razonado, línea tras línea, sirva para ayudar a pensar a algunos que necesitan del estímulo para tal práctica.
Autor: forumlibertas
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