A mi me llaman para dar conferencias, me llaman para grandes eventos, para dar charlas a sacerdotes, pero estoy seguro, completamente seguro, de que entre la misma gente que me escucha hay personas con mucho mas merito que yo, almas con una vida muchísimo mas edificante que la mía, almas ascéticas que han muerto completamente al mundo.
La fama nada tiene que ver con la valía de ese ser humano. Algunas veces la fama es merecida. Otras inmerecida. En el mundo, mientras estemos en el mundo. vivimos los sacerdotes subiendo y bajando entre las olas de la consideración humana. Solo Dios sabe el verdadero peso de cada uno.
Nunca busquéis el aplauso de los que os rodean.
Buscad el aplauso de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura. Buscad el aplauso de Dios, y Él os dará sí gloria, gloria, sí cruz, cruz.
P. Fortea
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